Atenas EFE y AFP Grecia dio este miércoles un paso más hacia la negociación de un tercer rescate, después de que el Parlamento aprobó el primer paquete de reformas, un acuerdo marcado por las disidencias en el gobernante partido Syriza.
En total, 229 diputados votaron a favor del texto, 6 se abstuvieron y 64 votaron en contra, entre ellos el exministro de Finanzas Yanis Varufakis y la presidenta del parlamento Zoé Konstantopulu.
Finalmente, 32 diputados del gobernante partido Syriza, la formación de izquierda del primer ministro, Alexis Tsipras, votaron en contra, mientras que 6 se abstuvieron durante esta votación, desarrollada en un ambiente tenso y precedida de una manifestación antiausteridad, que degeneró en incidentes en el centro de Atenas.
El jefe del Gobierno contó, sin embargo, con los votos favorables de su socio, el partido nacionalista ANEL, y de la oposición.
Remodelación. Todo apunta a que la votación, que dejó tan dañada la mayoría parlamentaria, podría conducir este jueves a una remodelación del Gobierno.
En su intervención, previa a la votación, Tsipras llamó a la unidad de su grupo parlamentario.
No obstante, el primer ministro enfrentó varias renuncias en su gobierno, entre ellas la de Nadia Valavani, diputada y ministra adjunta de Finanzas.
“La solución que nos ha sido impuesta hoy de una forma tan deprimente no es viable. Ni para ellos (Europa) ni para el pueblo (griego) ni para el país”, indicó en una carta enviada a Tsipras.
Como muestra de buena voluntad ante los acreedores, el gobierno de Syriza, que espera obtener en unas semanas un tercer plan de ayuda de al menos 80.000 millones de euros, presentó el martes el proyecto de ley adoptado por los parlamentarios, según los términos del acuerdo firmado el lunes en Bruselas.
Protestas. Cuando comenzaba el debate parlamentario, al atardecer, manifestantes antiausteridad chocaron con la Policía en la plaza Syntagma de Atenas.
En una manifestación de unas 12.000 personas, varias docenas de jóvenes enmascarados lanzaron contra los efectivos proyectiles y cocteles molotov, mientras las fuerzas del orden respondieron con gases lacrimógenos.
El paquete aprobado contempla medidas como la subida del IVA y la adopción de una regla de oro presupuestaria.
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Tsipras no escondió durante la defensa del texto que “no creía” en estas medidas que “no” iban a “beneficiar a la economía griega”, pero indicó que las únicas alternativas eran un default caótico del país o una exclusión temporal de la zona euro, planteada por Alemania.
Tsipras dio a entender que los bancos, cerrados desde el 29 de junio, podrían seguir así al menos un mes, hasta el acuerdo final sobre el tercer rescate.
El primer ministro espera que el Banco Central Europeo (BCE), cuyo consejo de gobernadores se reúne este jueves, aumente el techo de la ayuda de urgencia a los bancos helenos para que los griegos puedan sacar un poco más que los 60 euros diarios que les ha impuesto desde hace dos semanas.
Tsipras firmó con la esperanza de poder abrir posteriormente una discusión sobre un reordenamiento de la deuda griega, que se acerca al 180% del PIB.
En su ayuda acudió, de forma inesperada, el FMI, uno de los tres acreedores, junto a la UE y el BCE.
El organismo afirma en un informe, previamente filtrado por medios de comunicación, que la deuda griega es “totalmente inviable” y propone una amplia prolongación de los plazos para devolver sus préstamos o bien una condonación, a la cual varios países europeos se oponen, encabezados por Alemania.