Pekín. AFP, EFE y AP. Un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter mató ayer a unas 10.000 personas en China, la mayoría en la provincia de Sichuán y regiones vecinas, informó el Gobierno.
El Gobierno teme más muertes cuando el número de heridos alcanza los 10.000. Solo en Sichuán, las autoridades calculan las muertes en 8.700. Otras zonas muy dañadas incluyen Gansu, Shaanxi, Chongqing y Yunnán.
El epicentro se localizó en Wenchuán, a 93 kilómetros de Chengdu (capital de Sichuán), precisó el Instituto Nacional de Geofísica de Estados Unidos.
Las provincias afectadas suman una extensión superior a los 1,3 millones de kilómetros cuadrados y en donde viven más de 200 millones de personas.
El terremoto fue el peor que se registra en China en más de 30 años. El 28 de julio de 1976, otro movimiento que estremeció la ciudad nororiental de Tangshan mató a 240.000 personas.
Horas después del sismo, el presidente chino, Hu Jintao, declaró que la prioridad del Gobierno era la atención de la crisis.
Devastador. Aunque es difícil comunicarse con Chengdu, área muy castigada, un estudiante israelí, Ronen Medzini, relató por correo electrónico que hubo cortes eléctricos y de agua.
“Hay congestionamientos de tráfico, falta el agua potable, cortes de luz, todos están sentados en las calles, y los pacientes desalojados de los hospitales y aguardan en las calles”, escribió Medzini.
La agencia informativa oficial Xinhua dijo que 80% de las construcciones se derrumbaron en el condado de Beichuan, en la provincia central de Sichuan.
La zona del epicentro sigue inaccesible, informó la agencia China Nueva, al punto que un equipo de rescate debió para a 90 kilómetros antes de su destino pues las vías de esta zona montañosa están inutilizables por la caída de piedras y otros escombros.
Las autoridades trataron de enviar cuatro helicópteros, pero las fuertes lluvias también les impidieron llegar, señaló la cadena de televisión china CCTV.
El sismo empezó a las 12:30 a. m. (hora de Costa Rica) y a continuación derrumbó edificios que alojaban a una gran cantidad de personas, como el instituto educativo de Sichuán, donde murieron 50 estudiantes y en el que 850 seguían ayer atrapados.
El sismo también destruyó dos fábricas de químicos, cuyo desplome dejó a cientos de empleados sepultados y obligó a la evacuación de 6.000 personas debido a un derrame de 80 toneladas de amoníaco, según medios chinos.
Antes de conocer la amplitud de las pérdidas, el primer ministro chino, Wen Jibao, describió el sismo como un “desastre” y pidió “calma y valor” a la población en una entrevista por televisión.
El terremoto hizo que decenas de miles de personas salieran a las calles en Pekín y Shanghái, a cientos de kilómetros del epicentro, pues temen el derrumbe de edificios y otras construcciones.
El Gobierno anunció una partida presupuestaria inicial equivalente a $29 millones para socorrer a los damnificados.
Numerosos mandatarios de todo el mundo enviaron sus condolencias y apoyo a China así como ofrecimientos de ayuda: desde el presidente de EE. UU. George W. Bush a la canciller alemana Angela Merkel, pasando por el presidente ruso Dmitri Medvedev y el Gobierno japonés.