Washington. Las autoridades estadounidenses están acelerando los planes para frenar la amenaza del bioterrorismo, convencidos de que el próximo ataque contra Estados Unidos no se hará con aviones de pasajeros, sino con armas químicas o biológicas.
"Esto no es el fin", declaró ayer el exsenador Gary Hart, al referirse a los atentados en Nueva York y Washington. "Es solo el principio y habrá otros ataques en este país".
"El próximo no se hará mediante aviones comerciales. Será químico, biológico o nuclear, contra ciudades como Denver, Seattle o Nashville", advirtió Hart, quien consideró que Estados Unidos "no está suficientemente preparado" para hacerle frente.
Numerosos estudios del Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades (CDC), con base en Atlanta, advierten de que la amenaza del bioterrorismo es una de las más peligrosas para Estados Unidos, y este país no está preparado para hacerle frente.
En 1984, 751 personas resultaron afectadas en Estados Unidos por una intoxicación alimenticia provocada por el grupo Bhagwan Shree Rajneesh, que utilizó la bacteria de la salmonela.
Disponibles
La disponibilidad de agentes biológicos está hoy mucho más desarrollada y es más mortífera.
Entre los más agresivos se identificaron los bacilos del ántrax, la brucelosis, el cólera, la peste o la tularemia, así como los virus de la viruela, el botulismo y las denominadas micotoxinas.
Las listas del CDC contabilizan una treintena de microorganismos, divididos en tres categorías por su carácter más o menos letal y la facilidad con que pueden propagar una epidemia, que puede ser catastrófica con una sola persona contaminada.
La amenaza del bioterrorismo forma parte también de los riesgos evaluados por un grupo de trabajo, liderado por el vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, que deberá presentar al Congreso sus hallazgos antes del 1.° de octubre.
El exsenador Gary Hart, quien trabajó también en un informe sobre seguridad nacional, declaró: "No nos podemos dar el lujo del tiempo" y que los líderes políticos deben actuar contra la posibilidad de un ataque mediante armas bacteriológicas.
"Preparar a la nación para hacer frente a esta amenaza es un reto formidable, pero las consecuencias de no estar preparados pueden ser devastadoras", señaló el informe, elaborado por el Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas.