Los mayas sufrían sífilis un siglo antes de la Conquista de América, según los descubrimientos de un grupo de investigadores mexicanos que contradicen la creencia que atribuye la enfermedad a los colonizadores hispanos.
La investigadora del Instituto Nacional de Antropología de México Eunice Uc González explicó que los expertos localizaron un esqueleto en el fondo de un cenote -río subterráneo- entre las ruinas de una ciudad maya, cuyo análisis reveló la presencia del virus de sífilis desarrollada.
Según la tradición, infecciones como la sífilis terciaria, una enfermedad venérea de transmisión sexual, se extendieron entre los indígenas de América Latina por contagio con los colonizadores y diezmaron la población.
El descubrimiento de los investigadores del INAH se produjo en ruinas de la antigua Mayapán, la última ciudad maya de la que tiene conocimiento, que se desarrolló entre 1250 y 1450 D.C., ubicada a unos 80 kilómetros de la capital del estado de Yucatán, en el sureste de México.
Los expertos hallaron, el pasado abril, cientos de osamentas prehispánicas correspondientes al periodo 1200-1400 D.C en un río subterráneo que bautizaron como "el cenote de las calaveras".
De entre los restos, analizaron los esqueletos de 19 individuos de sexo, edades y estaturas distintas para investigar la causa de su muerte.
Uno de ellos, al parecer correspondiente a un hombre de entre 40 y 50 años de edad, presentó huellas de sífilis terciaria, según las investigaciones realizadas por el área de Química Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La enfermedad, también conocida como "sarampión de las Indias" y "mal gálico", dejó huellas en el cráneo y las extremidades inferiores del individuo que, según los expertos, sufrió terribles dolores antes de morir.
Los primeros restos precolombinos que presentaban síntomas de sífilis fueron descubiertos en la Caverna de Paracas, en Perú, y correspondían a un individuo que vivió alrededor del 400 antes de Cristo.
La investigadora recordó que, en la cultura maya, ya se había descubierto la presencia de sífilis terciaria en restos humanos encontrados en las ruinas de San Gervasio, en Cozumel, y en Copán, en Honduras.
En los tres casos, dijo, las características de la enfermedad son las mismas, aunque en los próximos meses se profundizará en las investigaciones para tratar de averiguar el origen del mal.
Eunice Uc apuntó que, por el momento, los especialistas del Instituto Nacional de Antropología no descartan la extensión de la enfermedad de forma masiva por el contacto con los colonizadores hispanos, pero insistió en que los últimos descubrimientos revelan su existencia casi un siglo antes de la llegada de los conquistadores.