El movimiento dirigido por Joseph Kibwetere y Credonia Mwerinde, fue registrado legalmente como Organización No Gubernamental desde su creación en Kanungu (suroeste) en 1989.
Según cuenta un exmiembro, después de 1994 la secta se radicalizó, al punto que la "hermana" Credonia fue imponiendo reglas cada vez más severas, entre ellas, la obligatoriedad de los adeptos de vender todos sus bienes en beneficio de la organización. Después de haber anunciado el fin del mundo para el 31 de diciembre de 1999, los dirigentes de la secta se enfrentaron quizás con los interrogantes de los adeptos y, como lo afirma la prensa ugandesa, los pedidos de devolución del dinero.
¿Fue por esto que recurrieron a la matanza? Lo que resulta incomprensible es cómo la secta pudo matar y enterrar hasta 153 personas sin que nunca se denunciara nada. Según el diario New Vision , Kibwetere tenía la costumbre de invitar regularmente a los ediles y altos funcionarios locales desde 1998 y les distribuía valiosos regalos, entre los cuales destacaron cabezas de ganado. El presidente Yoweri Museveni reconoció, asimismo, que los servicios de inteligencia escribieron informes sobre las actividades "peligrosas" de la secta, pero que funcionarios locales no hicieron ningún caso de los mismos y no los transmitieron a la gente para una eventual protección de sus vidas.