París. AFP. Prometió dejar este mundo como un mártir y la “torpeza” con que se llevó a cabo su ejecución podría hacer realidad su último deseo. El odiado y temido dictador iraquí Sadam Husein suscita, después de muerto, una inesperada compasión en parte del mundo árabe que contraría los deseos de Estados Unidos.
“La torpeza de su ejecución consiguió que Sadam Husein, un ser despreciable, mereciera un poco de simpatía. La forma en que fue ahorcado muestra, además, el talante de los actuales dirigentes iraquíes, que merecerán cada vez menos respeto dentro y fuera del país”, declaró Waleed Saleh, director del departamento de Estudios Árabes de la Universidad Autónoma de Madrid.
La última imagen que el mundo conservará de Sadam, de 69 años, quien gobernó casi tres décadas y es culpado de la muerte de centenares de personas, será la de un hombre con aspecto inofensivo que murió ahorcado con el Corán en la mano, entre los insultos de verdugos carcomidos por el odio.
“El carácter religioso atribuido a Sadam Husein es falso. Todo el mundo sabe que fue laico y no dudó en usar la religión para conseguir el aprecio y consideración de una parte del mundo musulmán. Y con esta ejecución, que parece más un ajuste de cuentas, lo ha conseguido”, lamentó Waleed Saleh.
Argelia, Egipto, Líbano, Jordania, Mauritania, Sudán y otros países que se beneficiaron del apoyo financiero de Sadam durante años, fueron escenario en estos días de funerales simbólicos en honor del expresidente y de manifestaciones de condena de su ejecución.
Europa, incómodamente dividida entre su oposición a la pena de muerte y el respeto a las decisiones soberanas iraquíes, criticó con tacto el ahorcamiento y en Estados Unidos, ante las imágenes clandestinas de la ejecución difundidas en Internet, el presidente George W. Bush terminó admitiendo que el ahorcamiento debería haber sido “más digno”.
“Para hacer de Sadam Husein un mártir, del verdugo una víctima y del déspota un santo, solo hacía falta la loca y torpe inconciencia de Estados Unidos”, criticó Jean Daniel, director del semanario francés Le Nouvel Observateur , calificando el juicio del exdictador de “chapucero, sectario e ilegal”.
Según el presidente egipcio, Hosni Mubarak, el hecho de decidir ejecutar a Sadam Husein durante la fiesta musulmana del Aid el Kebir (fiesta del sacrificio) lo transformó en un mártir a ojos de muchos fieles.
“No voy a decir si había que condenarlo o no. Es muy probable que hubiera sido también condenado por un tribunal internacional, pero ¿por qué ejecutarlo cuando los musulmanes van a rezar en el Aid?”, se preguntó .
En esa fecha, los islámicos degüellan corderos en recuerdo de la decisión de Dios de no sacrificar a Isaac, único hijo de Abraham.
“Me sacrifico. Si Dios quiere, me colocará junto a los mártires y grandes hombres...”, declaró Sadam en una carta de despedida.