El nuevo gobierno de Rusia formulaba ayer sobre la marcha los principios de su política económica en medio de temores de un viraje hacia el comunismo, mientras el rublo volvió a depreciarse y los dólares desaparecieron del mercado de Moscú.
El presidente Boris Yeltsin se encargó personalmente de trazar las líneas básicas de la política económica y social, al recibir en el Kremlin al nuevo director del Banco Central, el procomunista Víctor Gueraschenko, partidario de una polémica emisión de moneda.
Entretanto, el primer ministro Yevgueni Primakov celebraba triples y delicadas negociaciones con la Federación de Sindicatos Independientes de Rusia (FSIR), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la oposición comunista de la Cámara de Diputados.
Problemas y más problemas
La FSIR amenaza con una huelga general si no se abonan las deudas salariales, algo imposible sin emisión de dinero; el FMI se opone a esta medida, hasta el punto de suprimir la entrega de créditos, y los comunistas pujan por ampliar su presencia en el gabinete y lograr un "cambio del rumbo".
.En los círculos políticos, mientras tanto, prosiguieron los debates en torno a las tácticas que seguirá el gobierno, caldeados por los temores de un retroceso de las reformas tras la entrada en el gabinete de los comunistas Gueraschenko y Yuri Masliukov, primer viceprimer ministro encargado de la economía.
Primakov prometió proseguir las reformas de mercado, aunque "sin los errores del pasado", pero lo logró explicar la incógnita de cómo se conjugarían las transformaciones liberales con el también prometido "intervencionismo del Estado".
Gueraschenko afirmó que el Banco Central recurrirá a una emisión de moneda porque "no podremos prescindir de esta medida", pero prometió que el paso se consultaría con el FMI y dijo que antes habrá que solucionar "una serie de problemas técnicos".
El mismo asunto espinoso de la emisión de moneda parece haber centrado la reunión de Primakov y Gueraschenko con una misión conjunta del FMI y el Banco Mundial (BM), que han congelado la entrega a Rusia de una segunda entrega de un importante préstamo.
Sin embargo, un escueto comunicado oficial emitido por el Gobierno al final de la reunión sólo dijo que el FMI y el BM se mostraron dispuestos a apoyar los pasos del Ejecutivo ruso para defender el sistema bancario y su política presupuestaria y social.
A la emisión de rublos, defendida por economistas de la época de perestroika en la URSS y apoyada por el comunista Masliukov, se opuso el recién nombrado viceprimer ministro encargado de Finanzas, Alexandr Shojin, quien dijo que sería un paso "nefasto para la economía y la esfera social".