KABUL. El antiguo rey afgano Mohamed Zahir Shah regresó el jueves a su patria tras 29 años de exilio en Roma para participar en la transición democrática que se ha emprendido en Afganistán bajo tutela internacional, luego de 23 años de guerra.
El monarca llegó al aeropuerto de Kabul en un avión militar de transporte, puesto a su disposición por Italia y que fue seguido por otros dos.
Las delegaciones de notables de varias provincias, los dirigentes nacionales y las guardias de honor, que llevaban ya más de tres horas en el recinto, tuvieron que esperar otros veinte minutos hasta que el antiguo rey bajara la escalerilla.
Justo después de Zahir Shah bajó el presidente de la administración interina de Afganistán, Hamid Karzai, quien se había desplazado hasta Roma para acompañar al monarca en su histórico viaje de regreso.
Aunque la prensa fue mantenida a distancia por las numerosas fuerzas de seguridad, parecía que el rey, algo frágil a sus 87 años, tenía los ojos húmedos al pisar el suelo de su patria por primera vez en casi tres decenios.
Un joven guardaespaldas del Ministerio de Defensa, Assad Ulá, de 22 años, comentó al ver al antiguo rey bajar del avión: "Era necesario que viniera, hemos pasado 23 años de combates y necesitamos la paz, por tanto, todos queremos que esté aquí".
Desde el avión, frente al cual se había desplegado una alfombra roja, Zahir Shah, después de recibir los saludos de algunos notables y de unas niñas y tres mujeres en trajes típicos con un ramo de flores, fue llevado a un vehículo oficial.
Sentado en el automóvil pasó revista a la guardia de honor y recibió los aplausos de un par de centenares de notables formados en fila cerca de la pista.
Después se dirigió en caravana hacia un barrio residencial de lujo en el centro de Kabul en el que hay muchas embajadas, donde le ha sido preparado un chalet como su nueva residencia, al lado de la del jefe de la Misión de la ONU de Asistencia a Afganistán (UNAMA), Lajdar Brahimi.
Brahimi acudió al aeropuerto, junto al cuerpo diplomático en pleno, pero después del acto volvió a su despacho, ya que aún no tiene una cita para reunirse con Zahir Shah, según su portavoz, Manuel de Almeida e Silva.
Por ambos lados de la ruta entre el aeropuerto y la casa, filas de kabulíes saludaron el convoy a su paso, y recibieron el saludo incansable de Zahir Shah, que agitaba la mano derecha, dejando ver por debajo de la manga de su chaqueta una venda que llevaba en la muñeca.