Caguas (Puerto Rico). Miles de feligreses católicos recibieron ayer los restos del beato puertorriqueño Carlos Manuel Rodríguez, más conocido como Charlie , trasladados desde el pueblo de Humacao, donde estaba sepultado, hasta su localidad natal, Caguas, al sur de San Juan.
Los restos de Rodríguez el primer beato laico caribeño y el segundo americano fueron trasladados en una procesión de unas siete horas de duración desde Humacao hasta el estadio Solá Morales de Caguas, donde se celebró una misa.
Posteriormente la procesión siguió hasta la catedral de la localidad, donde se colocará una urna con los restos del beato en un retablo. Allí los creyentes católicos podrán orar y pedir la intercesión de Charlie.
El obispo de la diócesis de Caguas, Rubén González Medina, ofició la misa acompañado por el cardenal puertorriqueño Luis Aponte Martínez, y el arzobispo de San Juan, Roberto González.
También asistió a la ceremonia la gobernadora de Puerto Rico, Sila Calderón.
En la homilía, el hermano de Charlie , el sacerdote José Rodríguez, celebró la llegada de los restos y proclamó que con el acto se disipa "toda idea errónea sobre la santidad".
Charlie nació en Caguas el 22 de noviembre de 1918 y falleció en 1963 debido a un cáncer producido por una colitis ulcerosa.
Hombre santo
El milagro que le llevó a los altares se produjo en una mujer que, por su intercesión, se curó de un linfoma maligno en 1981.
"Como no hemos tenido aún ningún santo canonizado, solemos imaginar a los santos como seres caídos del cielo, o por lo menos, hombres y mujeres de otras tierras", afirmó el cura.
"Al depositar hoy los restos de Carlos Manuel, un laico, en la iglesia Dulce Nombre, estamos proclamando que el santo no es un superhombre, sino uno común y corriente, enraizado en una tierra, en un pueblo, en una familia concreta", agregó.
Al final del acto, la Gobernadora se dirigió a los presentes y expresó que la ceremonia "encierra una profunda significación para todos los puertorriqueños (...) es un día de celebración y de gozo para Caguas, para Puerto Rico y para toda América".
Calderón añadió que la isla vive "una enorme diversidad de emociones en nuestro espíritu, unas nos llenan de alegría, de gracia plena, otros retumban en nuestros sentidos por su desacierto (...) porque no nos parecen justas".
El beato laico caribeño fue beatificado el pasado 29 de abril en una ceremonia oficiada por el papa Juan Pablo II en El Vaticano.