La reconstrucción de Ramalá, devastada por tres días de ocupación israelí y de violentos combates, comenzó ayer, cuatro días después del retiro de los tanques israelíes de esta ciudad autónoma palestina de Cisjordania.
Las excavadoras empezaron a cubrir los enormes baches causados por el paso de un centenar de tanques israelíes, al tiempo que se iniciaban las tareas para volver a asfaltar la carretera.
Pero las heridas de la ciudad seguían a la vista y se necesitarán varios días para reparar los postes eléctricos destruidos, las cañerías de agua rotas y las fachadas de las casas acribilladas a balazos, explicó Maher Ghneim, un ingeniero del Ministerio palestino de Obras Públicas.
"Al menos 500 establecimientos privados y públicos, entre ellos varias escuelas y por lo menos dos hospitales, sin contar las infraestructuras de base, resultaron seriamente dañados", afirmó.
La mayoría de las obras de reparación están dirigidas por el Ministerio palestino en cooperación con las municipalidades de Ramalá y Al Biré, también ocupada por el ejército israelí la semana pasada.
La reparación de las líneas telefónicas estará a cargo de la compañía palestina de Telecomunicaciones (PALTEL), una empresa privada.
"Quinientas familias siguen sin teléfono en la ciudad y en sus dos campos (de refugiados)", indicó un responsable de PALTEL, Mohammed Sabbá. El costo de las reparaciones en ese sector asciende a $32.000.
"Necesitamos diez días para arreglar todas las líneas", asegura. Desde el sábado restablecimos 500 líneas".
En la parte baja de Ramalá, escenario de violentos enfrentamientos, las huellas de la destrucción ya casi no se ven.