Las redadas y deportaciones masivas impulsadas por la política migratoria del presidente Donald Trump han tenido repercusiones que trascienden los hogares y centros de trabajo en Estados Unidos.
Uno de los efectos colaterales se refleja en los refugios de animales, que reciben un número creciente de mascotas pertenecientes a personas deportadas.
Una investigación del diario estadounidense The Washington Post reveló que organizaciones de bienestar animal en todo el país reportan un aumento de llamadas y casos relacionados con mascotas que quedan atrás cuando sus dueños son detenidos, deportados o abandonan sus hogares por temor.
Según el diario, esta creciente demanda choca con un sistema de refugios ya sobrecargado por el hacinamiento posterior a la pandemia, la escasez crónica de personal y una disminución en adopciones.
Como resultado, los animales permanecen por más tiempo en los refugios, lo que obliga a los centros a tomar decisiones difíciles sobre el uso del espacio y eleva el riesgo de que más mascotas sean sacrificadas por falta de un lugar donde albergarlas.
Jean Harrison, de Big Fluffy Dog Rescue, con sede en Nashville, dijo en entrevista con The Washington Post que los refugios suelen planificar para desastres naturales, como inundaciones, huracanes y tornados. Sin embargo, señaló que nunca habían previsto recursos para una “avalancha de mascotas” desplazadas por deportaciones.
Según el diario, no se conoce con precisión cuántos animales han sido desplazados, ya que ninguna agencia gubernamental lleva un registro, y los rescatistas señalan que las familias a veces temen revelar que la razón para abandonar a su mascota está relacionada con la inmigración.
En otras ocasiones, los animales son encontrados vagando por los vecindarios o abandonados en sus hogares, sin información sobre el paradero de sus dueños.
The Washington Post constató que, en Florida, el refugio Adopt and Save a Life Rescue Mission ha recibido desde la primavera al menos 19 perros, 12 gatos, 11 gallos y varios animales pequeños, como resultado de la mayor operación migratoria estatal registrada.
En Nueva York, según señaló el medio ABC 7, el refugio más grande del estado, Animal Care Centers, se vio obligado a suspender temporalmente, a finales de julio, los ingresos de mascotas rescatadas por falta de espacio tras atender casos similares.
Según detalló este medio, es la primera vez en 30 años de historia que el refugio tuvo que limitar la recepción de mascotas, debido a que albergaba a más de 1.000 animales.
La Nación constató que, al 27 de julio, más de 56.945 personas estaban bajo custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), según datos de la organización Transactional Records Access Clearinghouse. No obstante, se desconoce el dato exacto de cuántas de ellas tenían mascotas.
La mayor cantidad de detenidos se concentra en Texas, con 13.087 personas al 21 de julio, seguido por Louisiana, con 7.379, y California, con 3.471.
Además, según revelaron sindicatos policiales en Texas y Florida, agentes del ICE y de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) reciben bonificaciones mensuales que pueden alcanzar hasta $7.500, si participan en redadas nocturnas u operativos clasificados como sensibles.
Estos incentivos económicos forman parte de un sistema que recompensa a quienes realizan más detenciones, y las cifras indican que, por arrestar a más de 15 personas por semana, algunos agentes obtienen hasta $6.000 adicionales.
Este modelo se consolidó tras la aprobación del paquete fiscal del 3 de julio, firmado por el presidente Donald Trump al día siguiente. La ley destinó $170.000 millones exclusivamente para seguridad fronteriza y migratoria.

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‘Víctimas’ de las políticas migratorias
El medio mexicano NMás reportó el pasado 8 de agosto que, desde el 10 de junio, el condado de Los Ángeles, California, recibió 28 animales de migrantes deportados, tras la intensificación de la política antimigratoria de la administración Trump.
Desde entonces, según el medio, solo 11 perros y dos gatos encontraron un nuevo hogar.
“Con el paso de los días, las perreras y refugios se van llenando y se vuelve más complicado encontrar nuevas familias para las mascotas que perdieron a sus dueños”, detalló NMás en su cobertura.
En entrevista con el medio, Christopher Valles, del Control de Animales de Los Ángeles, afirmó que las mascotas se han convertido en una especie de “víctimas” de las políticas gubernamentales del actual presidente republicano.
Además, el diario señaló que los refugios enfrentan dificultades adicionales, ya que muchas de las mascotas recibidas presentaban condiciones médicas que se detectaron días después, debido a la falta de información sobre su historial.
La BBC también analizó la situación en Los Ángeles con base en los reportes de la entidad de Control de Animales del condado. Señaló que, aunque persisten los esfuerzos por dar en adopción a la mayoría de las mascotas afectadas por las deportaciones, las autoridades temen que, de mantenerse estas políticas migratorias en el sur de California, el número de casos continúe en aumento.

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‘Familia deportada’: el caso de Nino y Bruce
El diario The Miami New Times relató en una publicación a finales de julio el caso de los perros Nino y Bruce.
Nino, un mestizo de raza Pointer de siete años, regresó al mismo refugio del condado de Broward, Florida, apenas dos años después de haber sido adoptado. Según el medio, no se trató de una entrega por problemas de comportamiento, salud o económicos; la única explicación que se incluyó fue una breve nota que decía: “familia deportada”.
El diario también relató la historia de Bruce, un mestizo de pit bull de cinco años que llegó al refugio en mayo tras la deportación de su propietario, el padre de familia, por parte del ICE.
Su esposa, encargada de cuatro hijos y dos gatos, planeaba salir del país, pero no pudo llevarlo consigo porque la aerolínea se negó a transportarlo debido a su carácter inquieto.
Ambos casos, afirmó The Miami New Times, forman parte de una serie de abandonos en el sur de Florida directamente vinculados a las medidas migratorias, que, según advierte el medio, incrementan la presión sobre refugios ya saturados.