
JOHANNESBURGO (AFP) El presidente sudafricano, Thabo Mbeki, calificó el domingo de "actos vergonzosos" que mancillaron el nombre del país los crímenes xenófobos cometidos en barrios marginales y que en las últimas dos semanas se saldaron con 50 muertos y la huida de más de 35.000 personas.
"Nunca, desde del nacimiento de nuestra democracia, habíamos presenciado semejante inhumanidad", declaró en un discurso difundido por la emisora de radio pública SAFM, el primero de Mbeki en referencia a este asunto.
Si la violencia "arraiga, nos llevará de vuelta a un pasado de violencia que ninguno de nosotros puede permitir", agregó.
Los inmigrantes han sido objeto de asesinatos, violaciones e incendios en los "townships" (los guetos) de Sudáfrica desde el 11 de mayo.
La situación, descrita por medios de prensa como un ejercicio de "limpieza étnica", se ha deteriorado desde que la violencia se extendió desde la periferia de Johannesburgo, donde fueron asesinadas la mayoría de las víctimas, a Durban (este) y a Ciudad del Cabo (sudoeste).
"El recuento se eleva ahora a 50 muertos y hemos efectuado 580 detenciones", indicó a la AFP Govindsamy Mariemuthoo, portavoz de la policía de Gauteng, provincia que abarca Johannesburgo y Pretoria.
Siete de las nueve provincias sudafricanas han vivido episodios xenófobos y en Ciudad del Cabo, lugar turístico de alto nivel situado en la punta sur del continente, los inmigrantes huyeron en masa.
Los campamentos provisionales construidos con rapidez ya no son suficientes para contener el flujo de africanos expulsados.
Miles de ellos duermen al raso, en medio del frío del invierno austral en la alta meseta de Johannesburgo, a unos 1.700 metros de altura. Por la noche las temperaturas descienden a casi cero grados.
Médicos Sin Fronteras (MSF) calculó en centenares los casos de infecciones respiratorias y diarreas que están apareciendo en condiciones de higiene lamentables.
Muchos de los que huyen decidieron regresar a sus países.
Algunos de ellos, como Botswana o Mozambique, se han visto enfrentados súbitamente a la llegada de miles de desplazados, que por lo general perdieron todas sus pertenencias en el incendio de sus precarias viviendas.
En Maputo, las autoridades mozambiqueñas registraron 18.000 regresos en una semana e instalaron un servicio de autobuses para llevar a la gente a sus pueblos. Los enfermos y heridos son hospitalizados.
Un campamento fue abierto a dos horas de Maputo para absorber el flujo de gente que no tiene dónde ir y que pasaron más de diez años viviendo y trabajando en la potencia económica vecina.
En Zimbabue, el presidente Robert Mugabe abrió la campaña electoral de la segunda vuelta de las presidenciales prometiendo tierra a quienes vuelvan: "Queda tierra, también para los jóvenes, para aquellos que estén en Sudáfrica deseando volver".
© 2008 AFP