
Beirut. Los responsables políticos libaneses designaron el lunes a un nuevo primer ministro, Mustapha Adib, que prometió reformas y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Adib, de 48 años, fue designado por la mayoría de los diputados tras consultas parlamentarias en el palacio presidencial.
Tras su designación, visitó un barrio destruido por la explosión mortífera en el puerto de Beirut del 4 de agosto, donde dijo "querer la confianza" de la población.
"Es la hora de la acción", afirmó y prometió formar rápidamente un equipo de expertos y de personas competentes que llevarían a cabo reformas "inmediatamente".
"La tarea que acepté se basa en el hecho de que todas las fuerzas políticas (...) son conscientes de la necesidad de formar un gobierno en un tiempo récord y empezar a poner en marcha reformas, con el punto de partida de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional", dijo Adib en un discurso en televisión.
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En un comunicado, el FMI saludó con moderación su designación y volvió a reiterar su deseo de que las autoridades libanesas respondan a la emergencia de la crisis del país.
Por su parte, el Banco Mundial (BM) destacó que la explosión causó pérdidas y daños por un monto de entre $6.700 millones y $8.100 millones (entre 5.600 millones y 6.700 millones de euros). El país necesitaba urgentemente entre $605 millones y $760 millones para salir del paso, agregó la institución.
Al llegar a Beirut en su segunda visita en menos de un mes a ese país, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, llamó este lunes al establecimiento de un gobierno en Líbano tan pronto como sea posible.
Macron visita por segunda vez Líbano desde la trágica explosión del 4 de agosto para tratar de ayudar a resolver la profunda crisis política en ese país. Esta vez participará en el centenario del nacimiento de Líbano en sus actuales fronteras.
Durante su visita del 6 de agosto, el presidente francés había abogado por un nuevo “pacto político” y reformas urgentes.
‘Fuente de todos los males’
Mustapha Adib, un profesor de universidad relativamente desconocido entre la opinión pública, fue elegido el domingo por la noche por los más influyentes representantes de la comunidad sunita, de donde se elige el jefe del gobierno.
La presidencia está reservada a un cristiano maronita y la presidencia del Parlamento a un musulmán chiita.
El presidente del país, Michel Aoun, reconoció la víspera en un discurso en ocasión del centenario de Líbano, que se celebra el martes, que es necesario cambiar el sistema político y pidió un "Estado laico".
El mismo día, el poderoso jefe del Hezbolá, Hasán Nasralá, dijo estar dispuesto a negociar un nuevo "pacto político" en Líbano, donde las comunidades religiosas se reparten el poder.
En el mismo sentido, Nabih Berri, presidente del Parlamento y jefe del movimiento chiita libanés Amal, pidió el lunes "cambiar el sistema confesional" que rige la política en Líbano, "fuente de todos los males" según él.
Mustapha Adib, próximo al ex primer ministro y millonario Najib Mikati, del que fue jefe de gabinete, debería ser rechazado por el movimiento popular de protesta.
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‘El lujo del tiempo’
Hasan Sinno, miembro de un grupo de la sociedad civil, advirtió que ésta rechazaría cualquier candidato del sistema. “No daremos tiempo, como algunos de nosotros hicimos por error, a Hasan Diab para lograr éxitos. No tenemos el lujo del tiempo”, dijo a la AFP.
El ex primer ministro Hasan Diab, nombrado por los partidos en el poder, dimitió el 10 de agosto tras la explosión que dejó al menos 188 muertos y devastó barrios enteros de la capital.
La deflagración, provocada por la presencia de una enorme cantidad de nitrato de amonio en el puerto de Beirut cuya existencia conocían los dirigentes, alimenta la cólera de la población, que considera responsables a los políticos por su negligencia y corrupción.
El nombramiento de Mustapha Adib obtuvo la aprobación de los principales bloques parlamentarios. Solo el partido cristiano Fuerzas Libanesas, en la oposición desde las protestas populares de octubre del 2019, apoyó al independiente Nawaf Salam, un antiguo embajador en la ONU respaldado por el movimiento de protesta.