
Rangún. Sus pancartas martillan: la junta militar es “peor que un exnovio(a)”, o que tener “la regla”. En Birmania, la juventud conectada en línea no duda en protestar lanzando consignas contundentes, con amplio eco en las redes sociales.
Los jóvenes manifestantes que desfilan por las calles contra el golpe de Estado del 1.° de febrero, también ganan seguidores en las redes sociales con carteles coloridos, creativos y frecuentemente explícitos.
La situación es tan desastrosa que “hasta los introvertidos están allí”, reza un cartel, en tanto otro proclama: “Mi ex es realmente terrible, pero el Ejército birmano es aún peor”.
El comandante en jefe del Ejército, Min Aung Hlaing, es un objetivo en particular tras el golpe de Estado que derrocó el gobierno civil, cuya cabeza visible era Aung San Suu Kyi.
"Nuestros sueños son más grandes que M.A.H.", dice una inscripción en alusión a la pequeña estatura del comandante en jefe.
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Otro verdadero grito de corazón es "Min Aung Hlaing, te odio más que a mi regla", inscrito en un cartel en la ventanilla de un auto.
Fotos y eslóganes se comparten y reenvían miles de veces en las redes sociales, con comentarios y retuits de usuarios de Hong Kong, Estados Unidos y otras partes.
Protesta creativa
La campaña en redes sociales “es una manera nueva y creativa de protestar en Birmania”, señaló Htaike Htaike Aung, directora ejecutiva de Myanmar ICT for Development, con sede en Rangún, que defiende los derechos digitales.
"La generación joven (...) está en Facebook, TikTok, Instagram y Discord, movilizando a otros jóvenes", añadió.
A diferencia de las generaciones anteriores, muy aisladas del mundo durante 49 años de gobierno militar, los jóvenes manifestantes birmanos han llegado a la mayoría de edad inmersos en Internet y están muy interconectados.
Muchos eslóganes en inglés buscan atraer la atención internacional.
Lecciones desde fuera
Asimismo, las redes sociales no solo difunden mensajes, sino que conectan a los manifestantes birmanos con otros de Hong Kong o Taiwán, que les brindan consejos.
Los cascos -esenciales durante los disturbios hongkoneses- se están ganando aquí su lugar.
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Hace una década nada de esto hubiera sido posible.
Antes de la transición democrática birmana en el 2011, en las grandes ciudades había cibercafés, pero el acceso a Skype, Gmail o Facebook era restringido, por disposición militar.

A pesar de la explosión del uso de los celulares inteligentes en todo el mundo, solo Corea del Norte tenía menos que Birmania.
Esto cambió en el 2013, cuando el gobierno puso fin al monopolio del Estado sobre las telecomunicaciones. Así, los precios de las tarjetas SIM cayeron y los teléfonos móviles chinos, muy baratos, llegaban con Facebook ya cargado.
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Deseosos de contactarse tras años de oscuridad, Birmania vive en línea, inundada de aplicaciones para taxis, servicios de entrega a domicilio o transferencia de dinero. El movimiento pasa por Internet.
A pesar de que los militares han intentado reducir el acceso a Internet en estos días, han sido burlados con conexiones VPN. “Será difícil interrumpir Internet”, dijo Htaike Htaike Aung, la activista por los derechos digitales.