Ámsterdam. Los holandeses votaban este lunes en el primer día de las elecciones legislativas, que duran hasta el miércoles, consideradas como una prueba de la gestión de la pandemia por el gobierno actual y que, salvo sorpresa, otorgarán al primer ministro Mark Rutte un cuarto mandato.

Los colegios electorales abrieron este lunes para las personas con mayores riesgos de contraer la covid-19 y cerrarán el miércoles, un horario adaptado a causa de la pandemia.

Los sondeos de opinión presentan al Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD) de Mark Rutte, uno de los dirigentes europeos más veteranos, como gran ganador, con alrededor del 25% de los votos.

Sin embargo, centenares de personas expresaron su descontento en una manifestación antigubernamental el domingo en La Haya, que la Policía dispersó con cañones de agua.

La instauración de un controvertido toque de queda a finales de enero también dio lugar a violentos disturbios .

“Mucha gente piensa ‘dejar que Rutte termine el trabajo’ y quizá sea una buena idea, pero después de eso tiene que irse”, declaró Lies Eisma, una profesora de idiomas de 72 años, tras haber votado. “Ya lo hemos visto demasiado tiempo”.

Los electores sufragaron en lugares como un parque de miniaturas de La Haya, las estaciones de tren de las grandes ciudades o cerca de un centro de detección al coronavirus ubicado en un estadio de Róterdam.

Rutte anunció la semana pasada que habrá excepciones al toque de queda, en vigor desde las 9 p. m. a las 4:30 a. m., durante los comicios para que los electores puedan votar “sin trabas”.

“Estoy bastante contento de haber podido votar un día como hoy, pues quiero evitar lugares demasiado frecuentados”, dada la situación actual, expresó Wilco Jacobs, de 23 años.

“Personalmente, estoy levemente en riesgo porque soy obeso y mis pulmones son un poco más débiles”, explicó este profesor, quien ejerce en La Haya.

En un primer momento, las autoridades holandesas adoptaron medidas anticovid mucho más flexibles que sus vecinos, pero en los últimos meses las endurecieron.

Holanda, de 17 millones de habitantes, ha reportado 1,1 millones de casos de coronavirus y cerca de 16.000 decesos.

Rutte, conocido como el primer ministro “teflón” por su capacidad para salir indemne de las crisis políticas, se vio obligado a dimitir en enero después de que miles de padres fueron acusados erróneamente de fraude por recibir ayudas ayudas familiares.

Su gobierno ha seguido ocupándose de los asuntos corrientes mientras llegaban las elecciones.

Intención de voto

Según los sondeos de intención de voto, el Partido Popular para la Libertad y la Democracia (VVD) del primer ministro quedaría muy por delante del 13% que obtendría su principal rival, el Partido para la Libertad (PVV) del diputado contra el islam Geert Wilders.

“Parece que a los electores de derecha les gusta realmente el VVD y Rutte”, explicó André Krouwel, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ámsterdam.

Para el politólogo, Rutte se “beneficia no solo de la ventaja de ser primer ministro”; es decir, del hecho de ocupar el puesto, sino de la “ventaja corona, ya que fue el portavoz durante la pandemia”.

Los partidos conservadores del Llamado Cristianodemócrata (CDA) y de la Unión Cristiana (CU), todos miembros de la coalición actual, se disputan la tercera posición en los sondeos, lo que significa que podrían volver al gobierno.

Pero con otros muchos candidatos pisándoles los talones, entre ellos el partido ecologista GroenLinks, no está definida la forma que podría adoptar una nueva coalición. Las negociaciones para formar la última tras las últimas elecciones en el 2017 duraron siete meses.