Madrid. Los restos del dictador Francisco Franco serán finalmente exhumados este jueves del monumental mausoleo donde yacen, para ser enterrados en una discreta cripta, anunció el lunes el Gobierno español, que hizo de este tema una de sus principales banderas.

Dieciséis meses después de que el socialista Pedro Sánchez mostró su deseo de sacar a Franco del Valle de los Caídos, a unos 50 km al noroeste de Madrid, se procederá a hacerlo “el próximo jueves 24 de octubre, a las 10:30 horas (2:30 a. m. hora de Costa Rica)”, indicó el Gobierno en un comunicado.

"Los restos serán trasladados, tras su exhumación, al panteón de Mingorrubio, en el que ya está enterrada su viuda, Carmen Polo", en el cementerio del Pardo, al norte de Madrid, indicó el texto.

La operación se llevará a cabo “a cabo en la intimidad, en presencia de sus allegados”, con “dignidad y respeto”, señaló,. Agregó que como notaria del Estado estará presente la ministra de Justicia, Dolores Delgado.

De esta manera, Pedro Sánchez, quien rechaza que los restos del dictador continúen en un mausoleo público que exalta su figura, llevará a cabo una de sus principales promesas que hizo al asumir el poder en junio del 2018.

Lo hará a menos de tres semanas de las elecciones legislativas del 10 de noviembre, en las que –según los sondeos de intención de voto– el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) se estanca y el Partido Popular (PP, conservador) y la ultraderecha de Vox suben, aunque ni izquierda ni derecha obtendrían una mayoría clara para gobernar.

Todo esto en medio de la reavivada crisis en Cataluña, donde protestas independentistas han derivado en violentos disturbios desde que el Tribunal Supremo sentenció hace una semana a nueve líderes separatistas a penas de hasta 13 años de cárcel.

Apenas llegó al poder mediante una moción de censura que desbancó al conservador Mariano Rajoy, Sánchez buscó exhumar rápidamente a Franco de su mausoleo, donde yace tras gobernar el país con mano de hierro desde 1939, cuando ganó la guerra civil, hasta su muerte en 1975.

Pero sus intenciones chocaron con la negativa de los herederos del dictador, que primero se negaron rotundamente a la exhumación, y luego intentaron sin éxito que se fijara su reinhumación en la catedral madrileña de la Almudena.

El enfrentamiento derivó en una prolongada batalla legal, zanjada en las últimas semanas por el Tribunal Supremo español, que resolvió los recursos a favor del gobierno.

Cerrado al público en preparación de la exhumación, al Valle de los Caídos ingresó la tarde del domingo maquinaria pesada, "para proceder a la profanación", según denunció la hospedería del lugar, opuesta a la operación.

Ópticas diferentes

La medida tiene un gran calado ideológico en un país donde todavía sigue vivo el debate sobre la memoria histórica. Mientras la izquierda respalda la exhumación, los conservadores la ven con desdén y es abiertamente repudiada por la ultraderecha de Vox.

Para Sánchez, servirá para cerrar "simbólicamente el círculo de la democracia española".

El gigantesco mausoleo católico, coronado por una cruz de 150 metros que se puede observar a kilómetros de distancia, era visitado cada año por miles de turistas y también por algunos nostálgicos, que seguían públicamente enalteciendo la figura de Franco y celebrándole misas.

Ideado por el propio Franco, el complejo fue construido entre 1941 y 1959 en plena sierra de Guadarrama en parte por el trabajo forzado de presos republicanos, algunos fallecidos durante su confinación.

En nombre de una pretendida "reconciliación" nacional, Franco ordenó trasladar allí los restos de más de 33.000 víctimas --del bando nacional y del republicano-- de la guerra civil, normalmente sin avisar a sus familias.

El gobierno socialista había dicho en un primer momento que la idea era convertir al Valle de los Caídos en un lugar “en memoria de todos los españoles”, pero su destino aún no ha sido decidido.