
ASTANA (AFP) - El Parlamento de Kazajistán aprobó este viernes una reforma constitucional que permitirá al presidente Nursultan Nazarbayev presentarse tantas veces como quiera a su propia sucesión.
Las dos cámaras del Parlamento reunidas aprobaron por una mayoría abrumadora de votos una enmienda que permitirá al único "primer presidente de Kazajistán" cumplir más de dos mandatos sucesivos.
Esta enmienda -que no beneficiará a los sucesores de Nazarbayev- fue introducida en segunda lectura en una reforma presentada como una manera de reforzar los poderes de los diputados en detrimento de los del jefe del Estado.
Para entrar en vigor, la enmienda todavía debe ser aprobada por el jefe del Estado.
Nursultan Nazarbayev, de 66 años, en el poder desde 1990, ha conservado este puesto gracias a una serie de decretos, referendos y elecciones, criticados por la oposición y Occidente por falta de respeto de las normas democráticas.
En diciembre de 2005 fue reelecto para un nuevo mandato de siete años que terminará en 2012.
"Occidente reaccionará duramente y esto tendrá una influencia negativa sobre la imagen del propio mismo", comentó Amirjan Kosanov, líder del partido de oposición ZSK.
"Estas iniciativas políticas no se toman porque el poder político tenga en cuenta los intereses de la sociedad, sino a causa de los intereses de una sola persona", agregó Kosanov.
"Es prematuro decir si Nursultan Nazarbayev será presidente vitalicio o no", afirmó por su parte Oras Yandosov, presidente del partido "Por un Kazajistán justo". Sin embargo, consideró que esta enmienda da una imagen "negativa" del país.
Kazajistán, con 10% de crecimiento y 24.000 millones de barriles de reserva de crudo, es considerado por Estados Unidos como un socio importante en Asia Central, a pesar de los problemas en materia de derechos humanos.
Durante la visita de Nazarbayev a la Casa Blanca, en setiembre pasado, el presidente norteamericano George W. Bush evitó tocar el delicado tema de los derechos humanos.
Rusia también corteja a su vecino, en el marco de su política de estrechar los vínculos diplomáticos y económicos con las ex repúblicas soviéticas de esta región, que se debilitaron después de la caída de la URSS, en 1991.
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