
“Siempre debemos estar atentos porque a los ojos de un terrorista, Nueva York es Estados Unidos y ellos quieren matarnos”, dijo el martes el comisionado de la Policía, Raymond Kelly, en momentos en que el presunto autor del atentado enfrentaba cargos de terrorismo internacional.
En el sistema de metro, la Policía revisaba las bolsas de los pasajeros que ingresaban en algunas estaciones. También se movilizaron más oficiales de lo común en la explanada del One Police Plaza, el cuartel de policía de la ciudad, a unas cuadras de la corte federal.
El sospechoso, Faisal Shahzad, de 30 años, presuntamente condujo un auto con una bomba, enorme pero defectuosa, hacia el barrio más concurrido de Nueva York, el sábado, cuando miles de personas asistían a los teatros y a otras atracciones turísticas.
Shahzad fue arrestado en una dramática escena en el aeropuerto John F. Kennedy poco antes de la medianoche, cuando su vuelo de Emirates Airlines se disponía a despegar con destino a Dubái.
El martes, Shahzad fue interrogado sobre presuntos vínculos con una conspiración desde Pakistán. Los cargos criminales sostienen que Shahzad asistió antes del ataque a un “entrenamiento de fabricación de bombas” en la región paquistaní de Waziristán.
El fiscal general, Eric Holder, dijo que Shahzad admitió su participación en la fracasada acción.
Sin embargo, Shahzad, nacido en Pakistán y nacionalizado estadounidense el año pasado, no compareció ante el juez como se esperaba. Tampoco presentó una declaración, y no ha habido una razón oficial para la demora.
La demanda criminal de diez páginas presentada el martes lo acusa de tratar de “usar un arma de destrucción masiva” para matar en el centro de Nueva York.
También enfrenta cargos de intento de matar en EE. UU. a través del terrorismo internacional, transporte de un aparato de destrucción, transporte de explosivos e intento de destrucción de un edificio. Si es condenado podría enfrentar cadena perpetua.