
Corea del Norte pidió ayer ayuda internacional para enfrentar el desastre causado por la explosión de un tren en la que murieron varios cientos de personas y miles resultaron heridas.
“Funcionarios norcoreanos están diciendo que hay varios cientos de muertos y varios miles de heridos”, dijo en Londres una portavoz de la cancillería británica.
El embajador norcoreano en la sede de la ONU en Nueva York, Pak Gil Yon, dijo que el accidente se había producido “debido a un descuido”.
“Necesitamos ayuda de la comunidad internacional, ayuda de emergencia”, dijo el diplomático.
Los medios de comunicación norcoreanos no han mencionado la explosión del jueves, pero el aislado Estado comunista ha aceptado ofrecimientos de ayuda de organizaciones caritativas.
Un equipo internacional de trabajadores humanitarios llegará hoy a la zona del desastre.
La explosión en la estación Ryongchon se produjo nueve horas después del paso de un tren en que viajaba el presidente Kim Jong-il, y mató a varios niños en el pueblo cercano a la frontera con China, dijo en Pyongyang una empleada de una organización humanitaria.
“Ellos (las autoridades norcoreanas) han dicho que 150 personas murieron en la explosión, entre ellas algunos escolares, algunos edificios se derrumbaron, 800 casas resultaron destruidas y más de 1.000 personas heridas”, dijo a la radio estatal irlandesa RTE Ann O’Mahony, directora regional de la organización Concern.
Funcionarios norcoreanos dijeron que empleados del ferrocarril estaban tratando de soltar dos vagones que llevaban dinamita para acoplarlos a otro tren.
“Tocaron un cable eléctrico que pasaba por encima. La dinamita explotó y esa fue la causa de la explosión”, dijo O’Mahony.
La agencia de noticias rusa Tass reportó desde Pyongyang que los explosivos iban a ser usados para un canal de irrigación.
Agencias internacionales de ayuda han sido invitadas a visitar el lugar, dijeron O’Mahony y una portavoz del Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Ayuda en camino
La UNICEF dijo que ya había enviado medicamentos básicos a los hospitales locales para tratar a 2.500 personas.
Una fuente de inteligencia surcoreana negó que hubiera indicio de sabotaje o de atentado contra la vida de Kim.
Varios equipos de rescate estaban hurgando los restos de 1.850 casas derrumbadas por la explosión, dijo John Sparrow, un portavoz de la Cruz Roja.
Medios de prensa surcoreanos colocaron el jueves en hasta 3.000 la cantidad de muertos o heridos.
Corea del Norte mantuvo silencio durante más de 24 horas sobre el suceso.