Tshisekedi se enfrentó a Kabila en las elecciones presidenciales de 2011, marcadas por irregularidades masivas, pero nunca reconoció la victoria de su oponente y se proclamó “presidente electo” de la RDC, luego del anuncio de los resultados oficiales.
Frente a la sede de su partido, el UDPS, un centenar de simpatizantes se reunieron el miércoles por la noche lamentándose por la pérdida del opositor, constató un periodista de la AFP en el lugar. “¡No es cierto, no es cierto!”, podía oírse aquí y allá.
“El líder ha muerto. No tendremos otro líder que luche sin recurrir a las armas como Tshitshi. ¿Cómo pudo irse a morir a Bélgica?”, antigua potencia colonial, lamentaba Yves, militante del UDPS.
La tensión con las fuerzas de seguridad aumentó rápidamente, hasta que estas lanzaron granadas lacrimógenas y evacuaron a la gente.
La muerte del líder opositor se produjo en un periodo crucial de negociaciones políticas para salir de la crisis que comenzó cuando Kabila, que está al frente del país desde 2001, anunció el 20 de diciembre su decisión de mantenerse en el cargo, pese a que su mandato había expirado.
Pacto vital. Con la mediación de la Iglesia católica, el poder y la oposición acordaron el 31 de diciembre que dirigirán conjuntamente el país hasta la elección del sucesor de Kabila.
El pacto autoriza al presidente actual a seguir en el poder a cambio de la creación de un Consejo Nacional de Transición y el nombramiento de un primer ministro salido de la coalición de opositores denominada Rassemblement.
En principio, las negociaciones sobre la aplicación del texto y la repartición de cargos de gobierno debían haber terminado el fin de semana pero todavía no han concluido.