Tora Bora (Afganistán). La aviación estadounidense prosiguió ayer sus bombardeos sobre la región montañosa de Tora Bora (este) donde están cercados combatientes fundamentalistas islámicos de la red al-Qaeda de Osama bin-Laden, tras el fracaso este miércoles de nuevos intentos de mediación.
Cazas estadounidenses entraron en acción ayer al anochecer sobre Tora Bora, mientras que bombarderos pesados B-52 continuaron atacando sin tregua a los voluntarios islámicos sitiados en la cumbre de una montaña por las fuerzas de comandantes locales antitalibanes.
A partir de las 13:50 GMT (7:50 a. m. en Costa Rica), los cazas norteamericanos sobrevolaron las montañas en la oscuridad antes de lanzar sus bombas.
Un aparato a hélice, que volaba lentamente a baja altura, quizás un AC-130, hizo círculos en el cielo afgano.
Otro aparato idéntico atacó la noche anterior posiciones de al-Qaeda.
No hay pausa
"Las operaciones continúan", declaró en Washington la portavoz del Departamento de Defensa Victoria Clarke. "No hay pausa, no hubo pausa. Mientras continuemos encontrando objetivos los atacaremos", agregó.
Negociaciones iniciadas hace varios días entre los nuevos jefes de la Chura (consejo) de Jalalabad, capital del estado del Nagarhar, donde está Tora Bora, y partidarios de bin-Laden se encuentran en un callejón sin salida.
Una última mediación, llevada a cabo ayer por la tarde por emisarios de tribus locales, entre ellos "notables", con combatientes de al-Qaeda fracasó.
Nuestras fuerzas "se preparan para la guerra porque las negociaciones han fracasado. Los combatientes de al-Qaeda rechazan firmemente rendirse ante la administración provincial de Nangarhar", dijo Amín, portavoz del comandante Hazrat Alí.
Según el comandante Haji Mohaamad Zaman, cientos de voluntarios islámicos debieron rendirse ayer a las 3:30 GMT (9 p. m. en Costa Rica), pero no hubo capitulación.
Entonces, bombarderos B-52 estadounidenses reanudaron sus incursiones que mantuvieron durante todo el día.
El portavoz del comandante Haji Hazrat Alí explicó que los partidarios de bin-Laden, quien se encuentra al parecer cercado en la cumbre de una montaña, exigen garantías de seguridad para deponer las armas. Entre ellas contar con la presencia de Naciones Unidas y de diplomáticos de sus países respectivos.