Los mapuches –o “gente de la tierra” en su lengua nativa– fueron los primeros habitantes de Chile y parte de Argentina.
Guerreros por naturaleza, dieron fiera lucha a los conquistadores hasta que a fines del siglo XIX fueron sometidos y hoy están reducidos a 700.000 personas, sobre los 17 millones de habitantes del país.
La mayoría habita en pequeñas comunidades en La Araucanía, en el sur chileno, con un escaso desarrollo y niveles de pobreza mayores al resto de la población.
En 1883, miles de hectáreas en manos mapuches fueron arrebatadas por el Estado, que sometió por la fuerza a los indígenas.
“El pueblo mapuche ha ido perdiendo sus tierras y sus privilegios frente a un Estado que nunca se ha preocupado en serio de ellos”, dijo el historiador Carlos Parentini, de la Universidad Católica.
Hoy las protestas por el reclamo de tierras mantienen un foco de tensión en una amplia región del sur, donde son frecuentes los enfrentamientos de mapuches con la Policía tras la ocupación ilegal de tierras o el incendio de predios agrícolas privados. En este marco unos 50 mapuches han sido apresados y procesados bajo una ley antiterrorista que data de la dictadura de Augusto Pinochet y que triplica las penas si son hallados culpables.
Por ello, 34 de ellos iniciaron una huelga de hambre para exigir la abolición de esta normativa, 22 de los cuales cumplieron ayer 70 días sin consumir alimentos, con una condición de salud “debilitada pero estable”, según su portavoz.