La primera autorización oficial al clonaje terapéutico que un país, Gran Bretaña, se prepararía a dar, alentará la investigación científica en nombre del progreso de la medicina en un contexto de viva competencia internacional.
El clonaje humano sobre el que debate Gran Bretaña concierne al clonaje terapéutico y no al clonaje reproductivo que apuntaría a hacer nacer clones, bebés copiados en serie, sostiene el profesor Robert Ducluzeau, director de investigaciones en el INRA (Instituto nacional de la investigación agronómica) y miembro del Comité nacional de ética francés).
La frase "clonaje humano" contiene una distinción ilustrada por el escocés Ian Wilmutt del instituto Roslin, que creó la oveja Dolly, y que se pronunció contra el clonaje humano.
En cambio, Wilmutt es favorable al clonaje terapéutico, a la creación de embriones clones cuyas células servirían para sanar al adulto provisionalmente "clonado".
El clonaje terapéutico apunta a disponer de células capaces de desarrollar cantidades de cualquier tejido humano (sangre, huesos, nervios, músculos...).
En los inicios de su desarrollo los embriones humanos contienen justamente esas preciosas células llamadas "ES" en inglés.
Los investigadores esperan poder forzar esas células a fabricar en laboratorio células y tejidos especializados de todo tipo (piel, hígado...) que podrían enseguida ser injertados o inyectados para corregir desfallecimientos del organismo envejecido o enfermo.
Diversas posibilidades técnicas pueden considerarse para personalizar el tratamiento del enfermo: modificar la máquina energética de la célula para orientar su producciÚn, transferir ADN (patrimonio genético) de un paciente a un ovocito para obtener por medio de un clon células perfectamente compatibles.
Llegar a producir un órgano entero como un riñón o un corazón es un sueño más lejano.
Sería poco razonable impedir toda investigación sobre el embrión en Francia, declaró el doctor Jacques Montagut, biólogomiembro del Comité consultivo nacional de ética (CCNE).
"Esas investigaciones, actualmente prohibidas en Francia y España, podrían hacerse sobre embriones congelados a los que las parejas renuncien", agregó el biólogo.
"Se necesitarán sin duda diez años de investigación para obtener resultados terapéuticos", añadió.
En Francia no se pueden fabricar embriones para investigar, según Montagur, que evoca que la opinión pública no está lista pero que, en cambio, ya es posible en Inglaterra.
En Gran Bretaña, la ley Human Fertilization and Embryology Act de 1990, ha autorizado la investigación de los embriones hasta el día 14 sin prever el clonaje, ni siquiera en la forma limitada del clonaje terapéutico.
"Lo que está en juego es la adaptación de la ley británica", explica.
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