Una fuerte plaga de termitas pone en riesgo desde hace meses algunos de los tesoros que integran el patrimonio artístico de Venecia (noreste de Italia), y obligó a las autoridades a intervenir con tratamientos específicos para acabar con el problema.
La víctima más reciente es la Basílica de Santa María dei Frari, construida a partir del siglo XIII y que cuenta en su interior con varias obras de Bellini, Donatello y Tiziano, así como la tumba de este último.
El coro de madera de la basílica, construido en el siglo XV en estilo gótico florido, es el nido donde están alojadas legiones de termitas y sus larvas, que empezaron a actuar, por lo que la Superintendencia para los Bienes Artísticos e Históricos de Venecia ha decidido cerrar el templo y proceder a la desinsectación cuando lleguen los fondos económicos necesarios.
La causa del problema es el fuerte calor que Venecia registró durante el pasado verano, superior a la media, y acompañado de la habitual humedad que tiene esa isla-ciudad, factores que unidos facilitan la proliferación de insectos.
Dolor de cabeza
Ese no es el único riesgo que afecta a la basílica de Santa María, el templo más famoso de Venecia después del de San Marco y uno de los complejos franciscanos más relevantes de Italia.
Existe también el temor a eventuales desplomes de fragmentos de las bóvedas, alteradas por las vibraciones de la torre del campanario, por lo que se procedió al apuntalamiento de algunas zonas, y se lleva a cabo un control exhaustivo para fijar la gravedad del problema. Las termitas están también atacando la Escuela dei Carmini, a mediados de agosto se desprendió una "Virgen con niño" de Tiepolo debido a que habían devorado la pieza que sostenía el cuadro.
El superintendente, Roberto Cecchi, declaró: "estamos pensando en actuar con una nueva técnica, consistente en aspirar el aire de todo el edificio e introduciendo una mezcla de nitrógeno, un método que no produce riesgos para la salud de las personas, aunque será necesario cerrar el lugar durante veinte o treinta días".
La caída del cuadro de Tiepolo permitió descubrir un tipo de termita que se nutre del cáñamo aparte de la madera, lo que hace a estos insectos más peligrosos.
En el pasado las termitas devoraron algunos libros antiguos de la Biblioteca Marciana, situada en la Plaza de San Marcos y a las que se puso fin después de un proceso radical de desinsectación. Los expertos aseguran que es preciso un control constante, ya que se considera normal que maderas de al menos dos o tres siglos cobijen a las termitas, lo que obliga a intervenir con rapidez.