Desde que el volcán Etna inició su actividad, el 11 de febrero pasado, multitudes de excursionistas y esquiadores llegaron hasta sus laderas para observar los flujos de lava color naranja intenso derritiéndose en la nieve.
La erupción de este volcán, el más activo de Europa, ubicado en Sicilia, Italia, continuó el 18 de febrero, con emisiones débiles de ceniza y una actividad explosiva en disminución.
La siguiente es una imagen de satélite obtenida por Wanmei Liang, del Observatorio de la Tierra de la NASA, con datos de Landsat del Servicio Geológico de Estados Unidos.

El Etna, con 3.300 metros de altura, registra erupciones frecuentes, conocidas desde hace 2.700 años. Un estudio publicado en la revista Bulletin of Volcanology reveló que el Etna se desliza lentamente hacia el mar Mediterráneo, a un ritmo constante de 14 milímetros por año.





