ANCHORAGE, EEUU (AFP) - Japón, líder de los países favorables a cazar ballenas, renunció el jueves a su intento de levantar la moratoria a la caza comercial de los cetáceos en el cierre de una conflictiva reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) en Alaska, y advirtió que podría retirarse de la organización.
Japón, que practica la caza "científica" de ballenas, deseaba también obtener el derecho de que sus comunidades costeras cacen a los gigantes cetáceos por "subsistencia".
Pero ante la reticencia de la mayoría de los 75 países miembros de la CBI, el país asiático finalmente renunció a su propuesta. Para ser adoptado, el texto japonés necesitaba la aprobación de tres cuartos de los integrantes de la Comisión.
"Hay una posibilidad real de que revisemos en un nivel fundamental nuestro papel en la CBI y esto incluiría el retiro y la creación de una nueva organización", dijo Akira Nakamae, principal delegado de Japón en la conferencia.
Japón podría arrastrar con su salida a unos treinta países miembro, de acuerdo a delegados en Anchorage. Además es, junto a Estados Unidos, el principal contribuyente de la CBI.
Nakamae añadió que su país dejaría que su propuesta de levantar una prohibición de dos décadas para permitir a las comunidades costeras japonesas la caza de ballenas simplemente expire, sin someterla a votación.
Asimismo, Tokio considerará desafiar la prohibición y adelantar "unilateralmente" la pesca de ballenas en su zona económica exclusiva, destacó.
Japón hacía campaña para levantar la moratoria a la caza desde que ésta fue impuesta, hace 21 años. Su argumento es que las comunidades costeras se vieron fuertemente afectadas desde que la CBI, que administra la caza y está a cargo de la conservación de los cetáceos, impuso esta moratoria.
La propuesta japonesa se fundamentaba en las reglas de la CBI que permiten cuotas de caza para la subsistencia de grupos aborígenes, como es el caso de los pueblos indígenas de Alaska, Rusia, Groenlandia y San Vicente y las Granadinas.
La caza de ballenas ha sido una actividad vital para los pequeños balleneros japoneses desde el siglo XVII, defiende.
La moratoria autoriza, según cuotas precisas, la caza "científica" y de subsistencia para algunas comunidades. No obstante, Japón es cuestionado por grupos ambientalistas que lo acusan de explotar este permiso.
Los nipones matan unas 1.000 ballenas por año en el marco de su programa científico, y luego venden la carne.
La propuesta japonesa, que contaba con el apoyo de Noruega e Islandia, tenía la fuerte oposición de países como Estados Unidos, Australia, Gran Bretaña y Brasil.
Estos países afirmaban que la propuesta nipona de caza "de subsistencia" se trataba en realidad de una cuota comercial, mientras Japón sostenía por su parte que la caza y consumo de carne de ballena forma parte de sus tradiciones culturales y culinarias.
Japón no debería renunciar entonces a cazar este verano 50 ballenas jorobadas de los grupos que migran a lo largo de las costas de Australia y Nueva Zelanda al Pacífico tropical, intención que ha sido cuestionada por los países opuestos a la caza y grupos ambientalistas.
Tokio había ofrecido suspender este plan de caza de ballenas jorobadas si se autorizaba su pedido para las comunidades costeras, y esta oferta también fue rechazada.
El año pasado, los japoneses lograron por mayoría simple una resolución simbólica que juzgó que "ya no es necesaria" la moratoria, pero no pudo eliminar la prohibición.
En otro desaire a la CBI, Japón retiró su pedido de que la ciudad de Yokohama fuera sede de la reunión anual de la comisión en 2009.
© 2007 AFP