
Irán rechazó ayer una resolución del organismo nuclear de la ONU en la que se le exige congelar el enriquecimiento de uranio y amenazó con impedir los controles repentinos a sus instalaciones si su caso es enviado al Consejo de Seguridad.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (Oiea), dependiente de la ONU, adoptó el sábado por unanimidad una resolución en la cual, sin plantear un ultimátum explícito –como deseaba Estados Unidos– da plazo a Irán hasta la próxima sesión del Oiea, el 25 de noviembre, para que despeje cualquier duda sobre sus actividades nucleares. También exige que Teherán suspenda todas sus actividades vinculadas con el enriquecimiento de uranio.
“Irán no aceptará ningún compromiso relacionado con la suspensión del enriquecimiento de uranio”, dijo el jefe negociador nuclear Hasan Rohani en rueda de prensa.
Rohani señaló que Irán dejaría de permitir a los inspectores de la ONU realizar breves visitas a sus instalaciones atómicas si el expediente de la república islámica era enviado al Consejo de Seguridad para posibles sanciones.
“Si quieren enviar a Irán al Consejo de Seguridad, eso no es inteligente, y nosotros suspenderemos la aplicación del Protocolo Adicional”, sostuvo.
El Protocolo Adicional del Tratado de No Proliferación Nuclear permite los esporádicos controles en instalaciones nucleares, e Irán está aceptando sus términos aunque no ha sido ratificado por el Parlamento.
El director del Oiea, Mohamed ElBaradei, dijo ayer que Teherán debe tomar medidas para restaurar la “confianza” de la comunidad internacional, pero señaló que su programa no presentaba en el estado actual ninguna “amenaza inminente”.
Riesgo para Washington
Estados Unidos quiere mantener una línea dura sobre el programa nuclear iraní, pero ese tema puede ser una trampa para una administración estadounidense ya enfrentada a una situación difícil en Iraq, en plena campaña electoral.
Un Irán dotado de un arma atómica sería una vergüenza para Washington, que puso a la cabeza de sus prioridades el combate para impedir que los “Estados parias” adquieran armas de destrucción masiva.
Pero Washington también corre el riesgo de agravar las tensiones con un país vecino de Iraq, en un momento en que los responsables estadounidenses acusan a Teherán de apoyar una rebelión cada vez más activa.
A pesar de que la resolución del Oiea permite mantener una fuerte presión sobre Teherán, Washington debió abandonar su objetivo de que el Consejo de Seguridad tratara sobre el tema iraní.
Decisión postelectoral
El texto de la resolución logra mantener el frente entre norteamericanos y europeos y, sobre todo, permite que Washington posponga decisiones que pueden provocar tensiones internacionales hasta después de las elecciones presidenciales del 2 de noviembre.
Estados Unidos debe tomar decisiones difíciles desde hace meses en relación con Irán. La perspectiva de que el régimen iraní disponga de un arma nuclear alteraría profundamente el tablero de la seguridad de Estados Unidos, pero también de sus aliados en Oriente Medio, ya sea Israel, Arabia Saudí e incluso del Iraq pos-Sadam Husein.
Pero Washington tampoco puede ignorar la capacidad de los iraníes de responder con acciones desestabilizadoras en Iraq.