El cuerpo de ingenieros del Ejército de Estados Unidos, desesperado por salvar Baton Rouge y Nueva Orleans de las inundaciones, abrió un aliviadero durante el fin de semana, inundando intencionalmente esta parte de la región cajún, una zona mucho menos poblada. Pero la riada está perjudicando la industria local del petróleo y a los pescadores.
Mientras tanto, en lo que se considera la primera baja relacionada con las inundaciones desde que las aguas del río empezaron a afectar a Misisipi y Luisiana, ayer se reportó que Walter Cook, de 69 años, murió ahogado en Vicksburg.
La amenaza de inundaciones hizo que por lo menos un distrito escolar en Luisiana concluyera el año escolar anticipadamente.
Los estudiantes de las escuelas de Assumption no tendrán que asistir a clases la semana próxima debido a que la junta escolar votó el miércoles por poner fin a las clases dos días después.
En Morgan, el camaronero Harry Ribardi seguía aguardando la llegada de un cheque que la empresa pretrolera británica BP le prometió para compensar por sus pérdidas el año pasado.
Ahora enfrenta otro desastre. “Estas aguas me están perjudicando”, aseveró Riberdi, de 68 años, con fuerte acento cajún afrancesado. “Aunque no me inunden a mí, va a alejar los camarones hacia donde será más difícil pescarlos”.
Las compuertas de Morganza desviaron el agua del Misisipi hacia el río Atchafalaya. Las viviendas al sur de Morgan son vulnerables cuando llegue toda esa agua.
Y aunque Morgan tiene un muro de seis metros que esperan proteja la ciudad, los trabajadores se apresuraron a apilar bolsas de arena y a reforzar los terraplenes.
Parte de las peores inundaciones en Misisipi han ocurrido en el área de Vicksburg, donde los damnificados están viviendo en albergues desde hace dos semanas.