Asunción. Un total de 76 presos -40 brasileños y 36 paraguayos- pertenecientes en su mayoría a un mismo grupo criminal se fugaron de una cárcel de la ciudad paraguaya de Pedro Juan Caballero, en la frontera con Brasil, informó este domingo la Policía.
“El escape se produjo la madrugada del domingo por un túnel construido” por los reclusos, informó la comisaria Elena Andrada, portavoz de la Policía.
“Nuestros mejores hombres se trasladaron a la frontera para intentar la recaptura de los reclusos”, agregó.
La mayoría de los fugados son integrantes del Primer Comando de la Capital (PCC), considerada la mayor banda de traficantes de drogas y armas de Brasil.
Cinco camionetas utilizadas por algunos de los reclusos en su huida fueron encontradas incendiadas en Ponta Porá, en el lado brasileño de la frontera, reportó la portavoz.
Pedro Juan Caballero, situada unos 550 km al noreste de Asunción, está separada de Ponta Porá por una avenida limítrofe.
Entre los reclusos fugados se encuentran criminales que participaron en una masacre entre pandillas en la cárcel de San Pedro (400 km al norte) el 16 de junio del año pasado, donde murieron decapitados 10 presidiarios, precisó la funcionaria.
En Brasil, las autoridades afirmaron estar trabajando para impedir que los criminales reingresen al país.
“Estamos trabajando junto a las fuerzas estatales para impedir el reingreso a Brasil de los criminales que huyeron de prisión de Paraguay. Si vuelven a entrar a Brasil, ganan pasaje solo de ida para la prisión federal", tuiteó el ministro brasileño de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro.
El coordinador de fronteras brasileño del Ministerio de Justicia informó de que se reforzó la seguridad en la frontera entre ambos países en el estado de Mato Grosso do Sul. Por medio de los canales de inteligencia, policías fronterizos recibieron los nombres y fotos de los prófugos.
Complicidad interna
“Este es un trabajo de varias semanas. Es evidente que el personal sabía y no hizo nada”, dijo la ministra de Justicia, Cecilia Pérez, en declaraciones a periodistas.
Anunció la destitución del jefe del penal y el arresto de 28 guardias penitenciarios.
“Hay una fuerte sospecha de que los funcionarios están involucrados en el esquema de corrupción”, señaló la ministra.
Si bien en principio la Policía había estimado en 92 la cantidad de fugados, luego corrigió la cifra a 76. Pérez indicó que todos “son de alta peligrosidad”.
"Hicieron un túnel como vemos en las películas, con iluminación interna, que comenzó en uno de los sanitarios internos" del presidio, detalló la comisaria Andrada.
“Solo hay 25 metros entre el túnel y la garita (de guardia) más cercana”, manifestó. “Solo una persona no logró escapar”, indicó.
Centenares de bolsas de arena fueron localizadas por los uniformados en el primer registro del lugar.
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, no aceptó la renuncia que la ministra Pérez puso a disposición a raíz del suceso.
“Su salida iba a ser una gran pérdida para el gobierno”, expresó el portavoz presidencial, Daniel Centurión.
Abdo Benítez se reunió por dos horas con sus asesores de seguridad en la residencia presidencial la tarde del domingo, e instruyó reforzar la seguridad de las cárceles del país, al tiempo de disponer una profunda investigación sobre los involucrados en la fuga.
"El apoyo militar y policial será mucho más fuerte", subrayó la ministra de Justicia en conferencia de prensa.
"Todos los funcionarios que estuvieron de guardia en la Penitenciaría de Pedro Juan Caballero se encuentran detenidos. Hemos iniciado las investigaciones tanto de responsabilidad penal como responsabilidad administrativa contra ellos", enfatizó.
Nacido en la década de 1990 como un pequeño grupo en un presidio del interior de São Paulo, el PCC ha extendido su influencia hasta convertirse en una de las mayores organizaciones criminales de Brasil.
Aunque en un comienzo el grupo actuaba apenas con un "sindicato" de presos que dictaba reglas dentro de los presidios con motines y ataques violentos, el grupo amplió su influencia y sus negocios delictivos fuera de las cárceles.
El PCC tiene presencia en el mercado de drogas en casi todos los estados brasileños y las autoridades creen que recurre a asaltos a bancos para financiarse.