Hillary Rodham Clinton hizo ayer un conmovedor relato de la ardua niñez de su madre en una ceremonia a favor de programas federales para la infancia, evitando toda mención de las relaciones de su marido con una jovencita que trabajó en la Casa Blanca.
Mientras Washington se concentraba en la difusión del informe del fiscal independiente Kenneth Starr sobre el asunto Clinton-Lewinsky, la primera dama se dirigió a una concurrencia de unos 300 empleados de programas de adopción de niños y trabajadores sociales.
La señora Clinton insertó una referencia a su propia familia en su alocución al evocar la visita que hizo el año pasado a un grupo de niños adoptados y trabajadores sociales en California.
"Mis ayudantes, mis amigos, mi marido y mi hija saben que he hablado de ese encuentro muchas veces de entonces acá", expresó.
En su mensaje de 20 minutos, habló sobre la agenda de la administración de su esposo a favor de la familia y la adopción de niños y sus logros en esos campos.
El público opinó que la primera dama manejaba bien la situación.
"Estoy seguro de que está molesta por lo que está pasando", señaló Tammi Cunningham, de 32 años, empleada de un programa de adopciones. "Ha escogido lidiar con el asunto a su propia manera y no es necesario que sepamos nada".
"Creo que es un asunto entre ella y su marido", comentó Carol Hale, trabajadora social de 48 años de California. "Ella parece sobrellevarlo muy bien".
Horas antes, Hillary y su marido asistieron a un desayuno con ministros religiosos, en el cual el Presidente admitió que había pecado en el asunto Lewinsky y pidió el perdón de los ministros y el público en general. También lo acompañó en una ceremonia de recordación para las víctimas de los atentados contra dos embajadas de Estados Unidos en Africa. Y fue con el Presidente esta tarde a una ceremonia en favor de la paz en Irlanda, en el patio de la Casa Blanca.
En la ceremonia de los niños adoptivos, Hillary relató que sus abuelos no pudieron darle un hogar a su madre, y que cuando adolescente su madre se sintió agradecida de poder tener la experiencia de trabajar en el hogar de otra familia.