Una investigación estadounidense sobre el presunto lavado de narcodólares en bancos mexicanos es el golpe más reciente a un sector que ya era criticado por la oposición política y grupos de deudores.
Aunque no se espera que la investigación relacionada con el lavado de dinero afecte la situación fundamental del sector, la confianza en los bancos mexicanos se está debilitando según los escándalos se suceden, dijeron analistas e inversores.
También estimaron que puede ser un duro golpe para los planes de reforma financiera del Gobierno mexicano y pone en entredicho la proclamada cooperación antinarcóticos entre ambos países.
La acusación, formulada el lunes en Washington, coincide con un proyecto de reforma financiera que el Poder Ejecutivo envió al Congreso mexicano y este debe aún discutir, el cual es definido por el Gobierno como un reto para confirmar la modernización de la economía.
Entre otros elementos, el proyecto gubernamental pretende mayor control de las operaciones bancarias y financieras a través de la Comisión de Valores, para dar transparencia a la regulación del marco jurídico y hacer más difícil los ingresos ilegales a los mercados financieros. Igualmente prevé, entre otros puntos, trasladar a deuda pública el monto del paquete de rescate bancario ($63.000 millones).
Las autoridades estadounidenses anunciaron anteayer la culminación de una misión internacional encubierta de tres años, bautizada "Operación Casablanca", que, por vez primera, relaciona directamente a varios bancos mexicanos con el lavado de dineros de los carteles de narcotraficantes de Juárez y Cali, Colombia.
Imagen débil
Aunque la investigación no mermará los ingresos de los bancos, estos siguen pareciendo empresas riesgosas porque tienen endebles carteras de préstamos y deficiente supervisión interna, y porque los inversionistas son susceptibles a las malas nuevas sobre la banca.
"A los inversionistas les preocupa el control de los bancos, sus trámites y la habilidad de las autoridades para supervisarlos", dijo Paul Warme, analista de bancos latinoamericanos en la firma financiera Paribas, de Nueva York.
Un tribunal federal estadounidense encausó el lunes a 26 funcionarios de bancos mexicanos y a tres bancos de este país: Serafín, Bancomer y Confía, que acaba de ser adquirido por la subsidiaria Citibank de la sociedad anónima matriz Citicorp.
Además, la Reserva Federal de Estados Unidos emitió órdenes contra Banamex, Serfin, Bancomer, Bital y el español Banco Santander. Las órdenes exigen a los bancos que detecten toda falta que pueda haber hecho posible el lavado de dinero y que pongan en práctica nuevos procedimientos para evitar dicho delito.
Las acciones de los bancos mencionados en los encausamientos no fueron tramitadas ayer en la Bolsa de Valores de México, pero los analistas financieros no parecían estar preocupados por ahora.