El diésel que aún derrama el Prestige desde su tumba marina, a más de 3.000 metros de profundidad, y las grandes manchas de anteriores vertidos del barco amenazan con provocar una tercera marea negra en la región de Galicia.
El submarino francés Nautile, que desde la pasada semana inspecciona los restos del barco, detectó varias grietas en el petrolero por las que vierte diésel, según confirmó ayer el vicepresidente primero del Gobierno español, Mariano Rajoy.
Precisamente, para estudiar cómo evoluciona la situación del Prestige, ayer se constituyó una comisión, de la que forman parte técnicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el principal organismo público español de investigación.
Este organismo estudiará cuánto diésel puede todavía arrojar el barco y las posibilidades de que se solidifique, y orientará al Gobierno sobre las medidas que debe adoptar, aseguró Rajoy.
Las alternativas
Cuatro son las alternativas que se evalúan para los restos del Prestige.
Una contempla el traspaso del combustible diésel a otras embarcaciones. También se podría encofrar el buque (aislarlo con algún material) o volarlo con cargas explosivas.
Algunos técnicos valoran que podría no hacerse nada sobre los restos del petrolero y esperar a que las manchas se disuelvan.
Según el Ejecutivo español, sobre los restos del petrolero griego flotan dos grandes manchas de diésel de más de 10 km de diámetro, ubicadas a unos 250 km de las isla Cíes, un parque natural de la costa gallega que resultó contaminado el pasado fin de semana.
Rajoy precisó que frente al litoral gallego se han localizado unas 20 manchas de 20 por 20 metros; otras 15 placas de 15 por 20 metros y varias más pequeñas que no superan los 8 metros de diámetro.
Todas ellas podrían llegar a la costa en las próximas horas y provocar una tercera marea negra, que aumentará los daños económicos y ecológicos que causaron las dos anteriores en Galicia y en la cornisa cantábrica española.