
La controvertida acogida en París de los presidentes Jiang Zemin de China y Mohamad Jatamí de Irán, obligó ayer a Francia a responder a las acusaciones de sacrificar el tema de los derechos humanos en beneficio de la promoción de su influencia política y económica.
La coincidencia entre ambas visitas: los honores excepcionales reservados para ambos dirigentes y la voluntad muy clara de las autoridades francesas de contener las manifestaciones hostiles a estas visitas, acentuaron la crítica de la "política real" a la francesa.
El ministro francés de Relaciones Exteriores, Hubert Vedrine, fue interpelado el miércoles pasado en la Asamblea Nacional por una parlamentaria que reprochó a las autoridades francesas su "cinismo comercial".
El mandatario de China anunció durante su visita a Francia la compra de 28 aviones europeos Airbus, mientras que los empresarios franceses esperaban conseguir nuevos contratos con Irán.
Vedrine explicó que Francia no podía abstenerse de dialogar con una potencia como China. Añadió que tenía que alentar los esfuerzos de Jatamí, dirigente reformista y legalmente elegido, que lleva las esperanzas de apertura del régimen de los clérigos iraníes.
Después de Portugal, Marruecos es la cuarta etapa de la gira de Zemin. El presidente chino ya visitó el Reino Unido, Francia, Portugal y continuará en Argelia y Arabia Saudí.
Marruecos y China firmaron ayer en Rabat varios acuerdos de cooperación económica y técnica. El motivo es que Marruecos trata de equilibrar la balanza comercial con China.
Derechos Humanos
Ante la cuestionante si se discutió o no el importante tema de derechos humanos, los dirigentes franceses, tanto del gobierno de mayoría socialista y del presidente neogaullista de Francia Jacques Chirac, aseguraron que la materia de los derechos humanos y de las libertades fueron discutidas.
Con Jatamí los líderes franceses aseguraron mencionar la suerte de los 13 judíos iraníes, acusados de espionaje y quienes podrían ser condenados a la pena capital.
No obstante, los halagos oficiales en ambas visitas y el gran interés mostrado por las autoridades francesas, en contener o reprimir las manifestaciones de opositores y defensores de derechos humanos, trastornaron a una parte de la prensa y a la vez a algunos políticos.
"No estoy en contra ni de la visita del presidente Jatamí ni la de Jiang Zemin, es parte de las relaciones normales de Estado a Estado. Pero, si las manifestaciones de opositores se aparentan al terrorismo, entonces la situación se torna grave", declaró el presidente de la Liga de Derechos Humanos Henri Leclerc, al diario francés Le Figaro.