
La muerte del expresidente de Honduras Carlos Roberto Reina se debió a un suicidio cometido porque estaba agobiado por un cáncer de páncreas, dijeron ayer autoridades y familiares.
Reina, que gobernó el país centroamericano de 1994 a 1998, murió el martes a los 77 años de edad en su residencia, en una selecta zona de Tegucigalpa, por un disparo en la cabeza, dijo a Reuters un funcionario del Ministerio Público.
“Él se suicidó. La autopsia indica que tenía un balazo en el costado de la cabeza”, explicó el funcionario, que pidió no ser identificado.
La familia de Reina, considerado el último caudillo del ahora opositor Partido Liberal y con una carrera política de casi 60 años, dijo al principio que la muerte había sido causada por el cáncer, por el que había sido intervenido quirúrgicamente hace casi dos meses en San Antonio, Estados Unidos.
El exgobernante, político, jurista, académico y diplomático, es recordado por haber logrado avances en el sometimiento de los militares al poder civil, luego de dictaduras militares que, por un lapso de 20 años, gobernaron Honduras, hasta 1982.
Anticorrupción
Reina también lanzó una cruzada contra la corrupción, ensombrecida por episodios ilícitos durante su administración.
El hermano del exmandatario, Jorge Arturo Reina, reconoció el miércoles en declaraciones a un noticiero del local canal 9 de televisión que Reina se quitó la vida.
“Él quiso no seguir sufriendo más”, dijo.
El expresidente fue juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Costa Rica, entre 1979 y 1985, y de 1981 a 1983 presidente del organismo, dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Se desempeñó de 1990 a 1992 como agente de Honduras ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, en una disputa limítrofe con El Salvador resuelta a favor de Tegucigalpa en 1992.