Los venezolanos que practican la santería, religión de origen afroantillano que mezcla ritos africanos y cristianos, veneran entre otras deidades al prócer de la independencia suramericana, Simón Bolívar.
Pero nunca antes hubo algo como los nuevos ídolos de la santería local: delincuentes que han asumido caracteres mitológicos en barriadas pobres de Caracas.
Estatuillas de 30 cm. de alto, que llevan en sus pantalones armas de fuego y cuchillos, representan a espíritus que –según los santeros– buscan el perdón de sus pecados advirtiendo a los jóvenes que eviten el crimen, ayudando a presos a salir de la cárcel y curando a drogadictos.
Entre ellos está el Niño Ismael, un atracador de bancos de la década los 70 que murió en un enfrentamiento con la policía.
Otro ícono es Niña Isabel, una prostituta y ladrona que, se afirma, murió de una enfermedad venérea en la década de los años 20. Se la representa vestida con una camiseta rosa, lentes oscuros y cuchillo al tobillo.
Héroes de los 90
Los vendedores dicen que las estatuillas aparecieron hace dos años. Pero el culto a los espíritus criminales apareció en los 90, junto al auge de la delincuencia, afirmó la antropóloga Patricia Márquez, directora del Instituto de Estudios Superiores de Administración de Caracas.
Para las clases altas, el delincuente personifica la amenaza creciente de la violencia urbana. En los barrios pobres, su figura oscila entre el héroe comunal y el bribón, dijo Márquez.
Según datos oficiales, durante el 2002 se cometieron 9.000 homicidios en el país. Vulnerables a la violencia callejera y a la frecuente brutalidad policial, muchos pobres buscan la protección de espíritus delincuentes. Son considerados héroes al estilo Robin Hood, que robaba para repartir entre los pobres.
“Ismael robó, pero para ayudar a los más necesitados”, dijo Juan, mecánico que compraba velas en una tienda de santería.
Juan dice que compró la imagen de Ismael después de que él persuadió a su hijo de que se apartara de los malos caminos.
Márquez opina que ante el auge de la criminalidad, son pocos los que ven a los criminales de hoy con el halo romántico de otras épocas, cuando estos se dedicaban a proteger su barrio.