Una vez más la seguridad mundial se ve amenazada por la posibilidad, cada día más real, de que estalle una guerra abierta entre India y Pakistán, ambos países nuevas potencias nucleares y políticamente inestables.
"Las armas nucleares son armas de disuasión y no están hechas para ser utilizadas. Por eso nuestro país ha mostrado la máxima contención en su conflicto con India, pero podríamos apretar el botón si nuestra soberanía se ve amenazad", declaró el miércoles el ministro de Relaciones Exteriores paquistaní, Sartaj Aziz, en una entrevista concedida al diario francés Le Figaro.
Por su parte, India se declaró preparada para hacer frente a un eventual ataque nuclear de Pakistán, aunque recalcó que no será la primera en utilizar el arma nuclear, según un alto responsable indio.
Los dos hermanos enemigos del sur asiático ya se enfrentaron en tres ocasiones, dos de las cuales a causa de Cachemira, territorio que se disputan desde su partición e independencia en 1947.
Sin embargo, esta vez la tensión es extrema, debido a que hace tan solo poco más de un año, India y Pakistán efectuaron ensayos nucleares que les otorgaron el rango de potencias nucleares al igual que China o Estados Unidos.
Pese a la mediación estadounidense para solucionar pacíficamente el conflicto, en particular después del encuentro el domingo entre el presidente Bill Clinton y el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, la tensión está en su punto álgido
Ambos acordaron la adopción de "medidas concretas" para restaurar la Línea de Control, es decir la división fronteriza establecida en 1972 en Cachemira, y que otorga dos tercios del territorio para India y un tercio para Pakistán.
Pero los militantes islámicos se niegan a aceptar el compromiso de retirada del sector indio de Cachemira, asumido por Sharif, a quien la oposición acusa de traidor y quiere derribar.
"Rechazamos todos los acuerdos concluidos entre India y Pakistán, o entre Pakistán y cualquier otro país", señaló Syed Ali Shas Geelani, capitán de una organización que reúne a 30 grupos secesionistas opuestos al control indio sobre Cachemira.
Los combates cerca de la Línea de Control comenzaron en mayo cuando India lanzó una gran ofensiva contra los combatientes separatistas islamistas, atrincherados en varias cumbres estratégicas.
Nueva Delhi cifró en 321 el número de muertos indios y en 634 el de los guerrilleros, aunque observadores independientes estiman que las víctimas son muchas más.
Para explicar la escalada bélica varios analistas no dudan en responsabilizar de ello a la situación interior de ambos países. Los dos intentarían instrumentalizar el conflicto con fines de política interior.