EscucharChinandega. AFP Sus zapatos negros, muy limpios pero rotos, hablan de los seis kilómetros que, bajo el sol o la lluvia, recorría a pie Milton diariamente para ir al colegio. Como parte de un programa que busca bajar la deserción escolar en Nicaragua, su tenacidad tiene hoy la recompensa: una bicicleta.
“Ahorita ando partida la suela del zapato”, muestra este joven de 16 años, mientras espera a que le entreguen la bicicleta, en un acto especial en su colegio, en el municipio de El Viejo, 150 kilómetros al noroeste de Managua, junto a otros 380 beneficiados del lugar.
Uniformada su delgada figura, pantalón azul y camisa blanca, Milton Guerrero calma las ansias explicando que no hay caminos buenos entre su comunidad y la escuela, al igual que en muchas zonas rurales de este país, donde el 45% de la población vive en la pobreza.
“Cuando llueve me arremango (recojo) el pantalón, me pongo unas chinelas (sandalias) y ando agarrado de los cercos” de los cultivos, para evadir las corrientes en el camino, explica con ademanes las peripecias para llegar al colegio, a una hora de ida y otra de regreso.
Milton recibirá una de las 5.000 bicicletas que entre abril y mayo se entregarán a estudiantes y docentes de zonas rurales en todo el país, como parte del programa ‘Ayúdame a llegar’, que impulsa el Ministerio de Educación con una empresa telefónica extranjera, para bajar la deserción escolar.
La espera de casi tres horas se vuelve tediosa y sofocante por el calor en el auditorio del colegio Miguel Ángel Ortez. Otras 219 unidades de transporte ya han sido entregadas en León, vecino a la provincia de Chinandega.
Los 15 años es la edad más crítica para abandonar la escuela “porque los hombres se incorporan al mercado laboral y las mujeres se ven obligadas al cuidado de la familia”, según un reciente informe del Programa de Naciones Unidas ( PNUD ) sobre la juventud en Nicaragua.
Miles dejan estudios. Según el Ministerio de Educación, en Nicaragua, el 9% de los alumnos matriculados abandona del sistema escolar. En 2012, de 1,6 millones inscritos, 144.000 dejaron la escuela.
En Nicaragua, la educación es gratuita, pero no obligatoria. El desempleo y la pobreza inciden en que los estudiantes, a temprana edad, cambien la escuela por el trabajo para ayudar a sus familias.
Yoselin Baldizón, una trigueña de 16 años del municipio de Posoltega, también recorre seis kilómetros, ida y vuelta, entre su casa y la escuela. “Me gasto tres o cuatro pares de zapatos al año porque fíjese que en el camino hay piedras bien afiladas y los zapatos no duran”.
Baldizón es una sobreviviente de la tragedia que provocó en Nicaragua el huracán Mitch en 1998, con un alud que sepultó a más de 2.000 personas en varios caseríos de Posoltega. Las huellas del desastre aún son visibles en las calles empedradas por donde pasó la corriente de lodo y piedras.
Esas bicicletas “son un premio al esfuerzo de estos chavalos que caminan solos por esos montes y huertas bajo todo tipo de peligros; a una muchacha casi la violan”, detalló Azucena Bermúdez, quien vende golosinas afuera de la escuela La Ermita, en Lechecuajos, comunidad de León.
“Esta bicicleta es importante porque ha permitido a los maestros llegar de manera puntual a la escuela y a los estudiantes a no ausentarse de clase. Seguiremos masificando” la entrega de bicicletas, declaró el viceministro de Educación José Treminio, quien asistió al acto en el municipio de El Viejo.
El Gobierno de Nicaragua también desarrolla otros planes como la merienda escolar, entrega de bultos, zapatos y becas, entre otros estímulos escolares.
‘Ayúdame a llegar’, que ya suma 15.000 unidades entregadas desde 2011, da prioridad a estudiantes pobres de zonas rurales y con alto rendimiento académico.
Milton está en el último año de secundaria y ya sueña con ir a la universidad para estudiar mercadotecnia. “No sé cómo voy a hacerlo, tal vez el Gobierno me ayuda”, dice. Por lo pronto, su rostro se ilumina al recibir la bicicleta.
