Un nuevo misil hipersónico chino con capacidad de alcanzar blancos en Japón intensificó las tensiones regionales. La compañía privada Lingkong Tianxing difundió un video promocional del Yukong Ji-1000 (YKJ-1000), un misil que puede viajar a Mach 7 y recorrer hasta 1.300 kilómetros. La animación del clip simula un ataque a Japón con varios proyectiles impactando objetivos estratégicos.
El lanzamiento se muestra desde un contenedor móvil. Luego, el misil asciende a gran altura, avanza a velocidad hipersónica y culmina en una explosión sobre un objetivo en el desierto. El cierre del video representa el avance de múltiples misiles hacia territorio japonés. Este contenido fue interpretado como un mensaje directo de Pekín hacia Tokio, en medio del deterioro de sus relaciones diplomáticas.
Días después de la publicación del video, el gobierno chino advirtió oficialmente a sus ciudadanos evitar viajes a Japón. La medida generó cancelaciones masivas. Por ejemplo, en el tradicional barrio de Asakusa en Tokio, la empresaria Rie Takeda reportó la anulación de cerca de 200 reservas de turistas chinos para sus clases de ceremonia del té.
En promedio, Takeda recibe 3.000 visitantes chinos al año. Ahora, espera que la recuperación ocurra con el Año Nuevo Lunar en febrero, aunque las crisis anteriores sugieren una afectación más prolongada. Las cancelaciones recuerdan eventos previos como el boicot comercial de 2012 y las restricciones impuestas a otras naciones por China, como sucedió con Australia en 2020 y Filipinas en 2012.
Disputa por Taiwán enciende el conflicto
Las tensiones aumentaron tras una declaración de la primera ministra japonesa Sanae Takaichi, quien afirmó que el ejército de su país podría actuar si China toma medidas contra Taiwán. Pekín exige una retractación. En respuesta, China inició una ofensiva diplomática, restringió viajes, lanzó críticas al gobierno japonés y dejó entrever futuras sanciones económicas.
Un académico de la Universidad de Tsinghua en Pekín afirmó que las contramedidas se aplicarán en secreto y una por una. Destacó que el asunto toca intereses fundamentales para la nación.
Turismo, comercio y censura en riesgo
Japón experimentó cancelaciones significativas en el sector turístico. El Hotel Gamagori en la prefectura de Aichi reportó la pérdida de más de 2.000 huéspedes. La agencia Nichu Syomu, especializada en turismo chino, confirmó la cancelación de 300 reservas, una pérdida comparable con lo ocurrido en 2012.
Según la Organización Nacional de Turismo de Japón, más de ocho millones de turistas chinos visitaron el país entre enero y octubre. Representaron el 23% del total. China estaba en camino de convertirse nuevamente en la principal fuente de visitantes tras la pandemia.
El economista Takahide Kiuchi, del Instituto de Investigación Nomura, estimó que la advertencia de viaje podría costarle a Japón 1,8 billones de yenes ($11.500 millones) y restar 0,3 puntos porcentuales al crecimiento económico anual.
En algunos sectores, las cancelaciones se han cubierto parcialmente. Una empresaria de Pekín, que abrió un alojamiento de esquí en Hokkaido, reportó dos anulaciones compensadas por otras reservas. Sin embargo, reconoció que muchos huéspedes mantienen una actitud de espera y preocupación.
Las restricciones también han llegado a la cultura. En Shanghái se cancelaron funciones de una compañía de comedia japonesa. Un editor recibió la orden de suspender la importación de un manga. La incertidumbre alcanzó incluso al comercio de mariscos, luego de reportes sobre una posible reapertura del mercado chino que fueron negados por Tokio.
La vocera del Ministerio de Exteriores de China afirmó que Japón no ha entregado la documentación técnica necesaria para reanudar exportaciones. Añadió que China podría extender sus medidas a exportaciones de tierras raras, clave para industrias como la de los automóviles.
Boicots anteriores dan pistas del futuro
En el pasado, China utilizó el comercio para presionar a otros países. Con Australia, las restricciones duraron hasta el cambio de gobierno en 2022. Algo similar ocurrió con Canadá. Expertos estiman que el conflicto con Japón podría prolongarse más de un año si no hay un cambio político que facilite una reconciliación.
Analistas advierten que tanto China como Japón deben considerar el impacto en sus audiencias internas, lo que limita su margen para ceder. La tensión seguirá mientras no se den señales concretas de distensión diplomática.
*La creación de este contenido contó con la asistencia de inteligencia artificial. La fuente de esta información es de un medio del Grupo de Diarios América (GDA) y revisada por un editor para asegurar su precisión. El contenido no se generó automáticamente.
