
L'Aquila, Italia. AFP. Las potencias emergentes (G5) y las industriales (G8) prometieron hoy evitar medidas proteccionistas, en una cumbre en Italia marcada por el reclamo de que los países ricos asuman su responsabilidad en la crisis económica surgida en sus entrañas y en el calentamiento global provocado por sus industrias.
Esos planteos aparecen en un proyecto de declaración final de una cumbre a la que el G5 (China, India, Brasil, México y Sudáfrica) llegó con cierto grado de frustración por la falta de avances en los compromisos del G8 (EE. UU., Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia).
“Estamos decididos a poner rápidamente en práctica las decisiones de la cumbre de Washington (en noviembre de 2008) y de Londres (en abril de 2008), y en especial las que apuntan a reformar las instituciones financieras internacionales y a poner a disposición de éstas los recursos necesarios”, dice el proyecto.
Los emergentes reclaman más poder de decisión en el Fondo Monetario Internacional (FMI), que está actuando como ambulancia de los países más golpeados por la crisis.
“Tenemos que adoptar medidas concretas, ahora, para cambiar la composición accionaria del FMI”, dijo el principal asesor diplomático de Lula, Marco Aurelio Garcia.
China abogó por un sistema monetario "más diversificado y razonable", a fin de que éste sea menos dependiente del dólar.
El país asiático estuvo representado por el consejero de Estado Dai Bingguo, pues el presidente Hu Jintao se vio obligado a regresar a Pekín a causa de los graves disturbios étnicos en la región de Xinjiang.
Las posturas del G5 reflejan una nueva relación de fuerzas, en momentos en que todos los países del G8 están sumidos en la recesión y cuestionados por haber llevado al mundo al despeñadero con las políticas neoliberales que preconizaban en los años 90.
Pero el G5 no quiere romper con los aspectos que consideran más beneficiosos de la globalización, como la apertura comercial que les permitió estructurar dinámicos sectores exportadores, golpeados ahora por la reducción de la demanda en los países ricos y temerosos de que éstos quieran recuperarse adoptando medidas proteccionistas.
Por eso, en el proyecto de declaración final las potencias industrializadas y emergentes "se comprometen a buscar una conclusión ambiciosa y equilibrada a la Ronda de Doha en 2010, coherente con su misión y a partir de los avances ya logrados".
Esa ronda, de liberalización de los intercambios mundiales, está trabada por los reclamos cruzados de los emergentes por una mayor apertura de los mercados agrícolas de Estados Unidos y Europa, que a su vez quieren menos trabas para las exportaciones de sus productos industriales y bienes de servicios.
Los dos núcleos de países se dicen además "decididos a proseguir las reformas en materia de regulación y control del sistema financiero".
En su intervención, el presidente Lula debía denunciar "la dictadura de las agencias calificadoras de riesgo" y proponer que éstas sean reemplazadas por "entidades que no sean privadas", indicó Marco Aurelio Garcia.
Los líderes del G5 y el G8 volverán a reunirse por la tarde, con los de otros tres países (Austalia, Indonesia y Corea del Sur), en el marco del Foro de Mayores Economías (FME) que discute las cuestiones del cambio climático.
El miércoles, los líderes del G8 se comprometieron a reducir a la mitad antes de 2050 la emisión mundial de gases de efecto invernadero y elevaron al 80% la reducción de sus propias emisiones.
Pero para Brasil, esa propuesta "no tiene credibilidad" si el G8 no adopta metas intermedias, para 2020, dijo Luiz Alberto Figereido Machado, jefe de los negociadores para los asuntos de medio ambiente del país sudamericano.
En sus discusiones diplomáticas, el G8 emplazó a Irán a aceptar el diálogo sobre su programa nuclear, sospechoso de tener finalidades militares, y condenó enérgicamente a Corea del Norte por el ensayo nuclear y los disparos de misiles que realizó en los últimos meses.
El G8 inició el miércoles tres días de reuniones en L'Aquila, una ciudad del centro de Italia devastada a inicios de abril por un sismo que dejó casi 300 muertos.
Las esposas de los mandatarios, encabezadas por la primera dama estadounidense, Michelle Obama, visitaron el jueves las ruinas del lugar.
Muchos países prometieron ayuda para la reconstrucción.