Un grupo palestino hizo estallar ayer un camión que transportaba explosivos y mató a seis soldados israelíes en la franja de Gaza, en la emboscada más sangrienta contra las fuerzas de Israel en 18 meses.
El camión blindado fue destruido luego de que tropas y tanques apoyados por helicópteros artillados penetraron en un vecindario en la franja de Gaza y mataron a ocho palestinos e hirieron a más de 120 personas en la batalla que se prolongó desde la mañana hasta la noche.
El vehículo de tropas que transportaba explosivos para demoler fábricas de armas, un objetivo principal de la incursión israelí en Gaza, pasó por encima de una poderosa mina improvisada y estalló en pedazos, dijo un alto oficial militar.
Una enorme bola de fuego se alzó sobre los edificios del distrito de Zeitoun, un bastión de Hamás situado al norte de Netzarim, un asentamiento judío fuertemente custodiado.
El líder político del grupo Yihad Islámica, Jader Habib, dijo que sus militantes tenían las partes corporales de los soldados y que no las entregarían hasta que Israel suspenda las redadas y esté dispuesto a conversar sobre combatientes prisioneros.
No negociar
“No vamos a negociar”, afirmó el general Moshe Yaalon, jefe del estado mayor del ejército de Israel, tras interrumpir un viaje a Polonia debido a las muertes.
El 2 de mayo, el Likud, el partido de Ariel Sharon, votó contra del plan del primer ministro israelí para retirarse de Gaza.
En esa faja de tierras capturadas en la Guerra de 1967 viven 7.500 judíos en asentamientos, entre 1,2 millones de palestinos.
El ataque de los radicales podría profundizar la brecha entre el ala dura israelí, que dice que una retirada de Gaza sería un “premio para el terrorismo palestino”, y la mayoría de israelíes que ven la franja como una costosa carga que debería ser abandonada.
Sharon tenía previsto reunir a su gabinete de seguridad ayer para evaluar una respuesta a la emboscada, dijo su oficina.