Los derechos humanos son abiertamente violados en los países que el presidente estadounidense, George W. Bush, incluyó en el llamado "eje del mal" Irán, Irak y Corea del Norte según el informe del Departamento de Estado publicado ayer.
Los tres países fueron identificados a fines de enero por la Casa Blanca como potenciales objetivos en la lucha contra el terrorismo lanzada luego de los atentados del 11 de setiembre.
Esta estrategia fue particularmente criticada por numerosos dirigentes europeos, que ven en ella el reflejo de concepciones "unilateralistas" de la actual administración estadounidense, y por el riesgo de ver al gobierno de Washington lanzarse en una "aventura militar".
En la picota
El tono adoptado por los redactores del Departamento de Estado hacia los tres países en su documento, en tres capítulos separados, es particularmente duro.
En Irán, Washington critica particularmente "las ejecuciones sumarias, las desapariciones, el uso generalizado de la tortura, los tratamientos degradantes, como la violación, lapidación, flagelación, detenciones arbitrarias y el aislamiento de los prisioneros".
Sobre el régimen iraquí de "Sadam Husein y sus partidarios", afirmó que continúa imponiendo "ley arbitraria", ejecutando sumariamente a opositores chiitas o a quienes sospecha de pertenecer a cualquier tipo de oposición, o "en el marco de esfuerzos por reducir la población carcelaria".
En lo que respecta al régimen de Kim Jong-Il, en Corea del Norte, es acusado en el informe de concebir los derechos humanos "como subversivos" respecto a las leyes impuestas por el Estado y el partido de los trabajadores.