Quito. AFP. Los ecuatorianos aprobaron por una sólida mayoría la nueva Constitución promovida por el presidente Rafael Correa, que lo habilita para la reelección y apuntala su modelo socialista, según dos sondeos de boca de urna.
Las mediciones de Santiago Pérez Investigación y Estudios y de Cedatos-Gallup y dieron un respaldo de entre el 66,4% y el 70%, respectivamente, al proyecto oficialista.
La abrumadora votación acrecienta la imagen de Correa, quien desde que empezó a hacer proselitismo retó a multinacionales, desairó a Estados Unidos y convirtió su gran popularidad en un hacha contra los adversarios.
Según Santiago Pérez, el mandatario también obtuvo un triunfo en Guayaquil, la ciudad más próspera y poblada del país, donde el Gobierno temía el surgimiento de “un foco de desestabilización y separatismo” como el que desafía a su aliado boliviano Evo Morales en Santa Cruz.
Desde esa ciudad portuaria Correa saludó a la prensa elevando el dedo pulgar en señal de victoria. “Tres a uno” se le oyó decir al mandatario antes de dirigirse al país y declarar su “triunfo aplastante”.
Los resultados deparan la cuarta victoria electoral consecutiva para Correa desde que llegó al poder en noviembre del 2006.
De confirmarse las tendencias, la propuesta se convertirá en la vigésima Constitución de Ecuador, un país con riqueza petrolera que vio caer a tres presidentes en la última década a causa de revueltas populares.
La Carta Política introduce reformas que habilitan la reelección presidencial (con lo que Correa podría intentar quedarse en el poder hasta el 2017), cambian el modelo de libre mercado por uno “social y solidario”, prohíben la instalación de bases extranjeras, y otorgan el derecho a voto a los militares.
Correa aguardaba un nuevo triunfo para profundizar el “socialismo del siglo XXI”, la corriente que alienta su aliado venezolano, Hugo Chávez, aunque con diferencias en lo económico.
“Estos procesos eleccionarios no son otra cosa que el reflejo de una patria, incluso en América Latina, en plena democracia, pero también en plena ebullición”, dijo Correa antes de votar en un colegio del norte de Quito.
La Constitución era rechazada por obispos católicos y empresarios porque a juicio de ellos concentra el poder en el gobernante, amenaza la propiedad privada, recorta las autonomías locales y deja abierta la puerta a la legalización del aborto y el matrimonio entre homosexuales.