ARGEL (AFP) Argelia volvió a vivir este miércoles una oleada de terror al estallar dos coches bomba en la ciudad de Buira, al sureste de la capital, con un saldo de 11 muertos y 31 heridos, un día después de un sangriento ataque islamista que se cobró 43 vidas.
Los dos coches bomba estallaron en el centro de la ciudad, situada a unos 120 km al sureste de Argel, según la radio pública.
Uno de los dos vehículos destrozó un autobús lleno de pasajeros estacionado cerca del hotel Sophie, en el centro de la ciudad.
El segundo coche bomba explotó cerca del sector militar de Buira, ciudad que forma parte del llamado "cuadrilatero de la muerte" con Argel, Tizi Uzu y Bumerdés, pegados a la región de Kabilia.
Esta región montañosa y boscosa es la guarida de varios "emires" (jefes islamistas) entre ellos Abdelmalek Drukdel, alias Abu Mussab Abdeluadud, jefe de Al Qaida en el Magreb islámico (AQMI), rama de la red de Osama Bin Laden, que ha reivindicado los atentados suicidas cometidos desde 2007 en Argelia.
Este doble atentado no había sido reivindicado el miércoles a mediodía y la radio no precisó si se trataba de ataques suicidas.
El martes un atentado suicida causó 43 muertos y 45 heridos frente a la escuela de gendarmería de Issers, situada a 60 km al este de Argel, según un balance oficial, en el atentado más sangriento en Argelia desde el 11 de diciembre de 2007 contra dos edificios públicos, entre ellos la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que causó 41 muertos y varias decenas de heridos y que fue reivindicado por AQMI.
El domingo, grupos armados islamistas tendieron una emboscada a un convoy de las fuerzas del orden en Skikda (este) causando 12 muertos -ocho policías, tres soldados y un civil-, según la prensa argelina.
El jueves, el comandante del sector militar de Jijel murió en otra emboscada en la zona montañosa que domina a Skikda.
Esta recrudescencia de los atentados islamistas se produce al acercarse el Ramadán, el mes del ayuno musulmán, que comienza en septiembre.
Los "emires", que según los expertos buscan extender su acción fuera del "cuadrilátero de la muerte", consideran que el Ramadán es un periodo propicio para la "yihad" (guerra santa) y prometen el paraíso a sus adeptos caídos como "mártires" durante este mes.
Los "emires" buscan obligar a las fuerzas del orden a redesplegarse y a aflojar así la presión que sufren en Kabilia.
La última operación del ejército en Kabilia, el 8 de agosto, en represalia por un ataque kamikaze contra la comisaría principal de Tizi Uzú, se saldó con la muerte de 12 islamistas.
Fuentes no oficiales estiman entre 300 y 400 el número de islamistas armados aún diseminados en todo el territorio.
© 2008 AFP