Los líderes de 12 países emergentes o en desarrollo, como China, Brasil y México, podrán exponer sus posiciones en la cumbre del Grupo de los Ocho (G8), que reúne a partir de mañana y hasta el martes a los países más industrializados.
A tono con su énfasis en el “diálogo” y su defensa del multilateralismo y de un mundo multipolar, el anfitrión de la cita de Evian y jefe de Estado francés, Jacques Chirac, invitó a los presidentes de Brasil, México, China, Egipto, Argelia, Nigeria, Senegal y Suráfrica, al rey de Marruecos, a los primeros ministros de Malasia y la India, y al príncipe heredero de Arabia Saudí.
Todos los socios de Francia en el G8 (EE. UU., Japón, Canadá, Alemania, Reino Unido, Italia y Rusia), y los presidentes de la Comisión Europea y de turno de la UE, también presentes, aplaudieron la idea de esa reunión informal, y todos los invitados aceptaron, indicó el Palacio del Elíseo, al señalar que fueron invitaciones personales en las que se intentó respetar criterios geográficos.
Fuerte representación
Los países del “diálogo ampliado” representan entre el 70 y el 80 por ciento de la población y del producto interior bruto mundial.
Los invitados son “representativos de los grandes equilibrios del mundo”, agregó la portavoz de Chirac, y recalcó que las soluciones que pueda aportar el G8 a los grandes desafíos del planeta tendrán un impacto fuera de sus propios miembros.
El desarrollo en sus distintas facetas, el comercio, las crisis financieras, la sanidad, etc., podrán ser abordados libremente por los participantes, señaló.
Esas cuestiones, en particular el comercio y las ayudas agrícolas, suscitan divergencias entre los ocho grandes pero también entre el mundo rico y el mundo en desarrollo.
Los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y México, Vicente Fox, que han recibido de la reciente cumbre del Grupo de Río el mandato de representar a toda Latinoamérica, abogarán por el acceso a los mercados y la eliminación de los subsidios agrícolas.
Por su parte, Lula abogará por la creación de un fondo global contra el hambre, financiado con un gravamen sobre las ventas de armas; y otro de inversiones para la integración y la infraestructura en Latinoamérica.
En la cumbre del G8, Francia espera que se acuerde una estrategia para cumplir los objetivos de las cumbres del Milenio y de Johannesburgo de reducir a la mitad, para el 2015, el número de personas que no tienen acceso al agua potable y al saneamiento.