Argel. AFP y AP. Al menos 24 personas murieron y 222 resultaron heridas en dos atentados casi simultáneos ayer en Argel, uno de ellos contra la sede del Gobierno, en pleno centro de la ciudad, que fueron reivindicados por la red terrorista al-Qaeda.
Al-Qaeda en Magreb, como se rebautizó recientemente el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate, afirmó que habían sido perpetrados por tres kamikazes, cuyas fotografías publicó en un sitio de Internet islamista.
Según la información de esa página, utilizada habitualmente por la red terrorista liderada por Osama bin-Laden, en el ataque murieron 53 personas.
Los ataques fueron un devastador revés para los esfuerzos de paz del país norafricano y dieron una muestra de la amenazante expansión del extremismo islámico en el norte de África.
El país ha estado tratando de dejar atrás una insurgencia islámica de 15 años que ha matado a 200.000 personas
Un automóvil explotó y perforó agujeros en los muros de la oficina del primer ministro, donde pudo verse a personas con la ropa manchada de sangre que avanzaban trabajosamente hacia las ambulancias. Otros dos vehículos explotaron frente a un cuartel policial al este de la capital, generando cráteres en el suelo y dañando el edificio.
Cobarde. El primer ministro Abdelaziz Belkhadem, quien no se encontraba en su oficina cuando ocurrió el ataque, lo calificó de “acto criminal terrorista y cobarde” mientras hablaba con periodistas frente al edificio en ruinas. Parte de seis pisos del edificio del gobierno fueron arrancados de cuajo, y las verjas de hierro en el exterior se doblaron por la fuerza de la detonación.
Belkhadem dijo que las elecciones legislativas se efectuarán el 17 de mayo según lo previsto.
Dos agentes policiales en el cuartel de Bab Ezzouar indicaron que las detonaciones que ocurrieron allí fueron efectuadas por atacantes suicidas distintos. Fahem Abderraman, lesionado en ese ataque, dijo que conducía junto al cuartel cuando sintió una intensa explosión dentro del automóvil.
“Pensé que me había ido al Cielo”, relató Abderraman, quien traía el cuello vendado.
Fayza Kebdi, abogada que trabaja frente al edificio gubernamental en Argel, dijo que la detonación destrozó sus cristales y aventó a su esposo al otro lado del despacho en que se encontraba.
“Pensábamos que habían terminado los años del terrorismo”, indicó. “Creíamos que todo había vuelto a la normalidad. Pero ahora el miedo está regresando”.