Hassa, Turquía. El Ejército turco lanzó este sábado una operación terrestre para expulsar a una milicia kurda del norte de Siria, desafiando las advertencias estadounidenses de que la acción podría desestabilizar aún más la región después de casi siete años de guerra civil.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan había prometido en varias ocasiones limpiar los “nidos de terrorismo” en Siria de las Unidades de Protección Popular (YPG), una milicia kurda de Siria que Turquía considera una organización terrorista.
La nueva operación, bautizada “Rama de Olivo”, está dirigida contra las YPG y el grupo Estado Islámico (EI) y comenzó a las 14 GMT (8 a. m. en Costa Rica), anunció el Ejército al tiempo que aseguró que respetaría la integridad territorial de Siria.
La ofensiva se produjo a pesar de las advertencias de que una operación así podría complicar las relaciones con Washington y Moscú.
Rusia dijo estar “preocupado” por las informaciones sobre la operación y pidió “contención”, y luego anunció que retiraba sus tropas en Afrin.
“Turquía no lanzará una ofensiva terrestre y aérea total sin la bendición de Moscú”, pronosticó Anthony Skinner, analista del gabinete de consultores de riesgo Verisk Maplecroft.
“Hemos informado a todas las partes de lo que estamos haciendo. Incluso informamos al régimen sirio por escrito”, declaró el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, a la cadena televisiva 24 TV.
“Siria niega completamente las declaraciones del régimen turco que dicen que informó de su operación militar”, dijo una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores a la agencia oficial Sana.
Damasco “condena fuertemente la brutal agresión de Turquía en Afrin, que es una parte inseparable del territorio sirio”, manifestó esa misma fuente.
Un corresponsal de AFP en el lado turco de la frontera vio dos aviones de guerra lanzar ataques en territorio sirio, provocando grandes columnas de humo.
Unidades de rebeldes favorables a Turquía conocidas como el Ejército Libre Sirio (ELS), también empezaron a moverse hacia la zona de Afrin, según la agencia de prensa turca Anadolu.
Afrin “será seguida por Manbij”, declaró Erdogan en referencia a otra localidad siria dominada también por las YPG, más al este.
Ankara acusa a las YPG de ser el brazo sirio del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), que lleva a cabo desde hace 30 años una rebelión armada en el sureste de Turquía, poblado mayoritariamente por kurdos.
No obstante, las YPG también son un aliado clave de Estados Unidos, socio de Turquía en la OTAN, en la guerra contra el grupo EI, y desempeñaron un importante papel en la expulsión de los yihadistas de sus principales bastiones en Siria.
El ministro adjunto de Relaciones Exteriores sirio, Fayçal Mekdad, había advertido el jueves de que la aviación de su país abatiría cualquier aparato militar turco que se adentrara en su espacio aéreo.
Las amenazas de intervención turca habían provocado preocupación en Washington.“No creemos que una operación militar [...] conduzca a la estabilidad regional, a la estabilidad en Siria ni al apaciguamiento de los temores de Turquía respecto a la seguridad de su frontera”, advirtió el viernes un alto funcionario del Departamento de Estado.
Pero Erdogan acusó a Estados Unidos de no mantener sus promesas de que las YPG se irían de Manbij. El presidente Turco reaccionó con ira esta semana ante el anuncio de la creación en el norte de Siria de una fuerza fronteriza de 30.000 efectivos, respaldada por Estados Unidos y compuesta en parte por combatientes de las YPG.
El secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson, dijo que “toda la situación se había retratado y descrito mal”, y admitió que le debían “una explicación” a Turquía.
Este sábado, unos 500 nuevos reclutas participaron junto a la ciudad de Hasaké (noreste de Siria) en una ceremonia para celebrar el fin de su formación para integrar dicha fuerza.