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Bogotá. AFP y EFE. Colombia suspendió ayer el diálogo de paz con las FARC luego del secuestro del general Rubén Darío Alzate, en la peor crisis desde el inicio de las conversaciones hace dos años, y presiona a la guerrilla para que efectúe su liberación.
El presidente Juan Manuel Santos [[BEGIN:INLINEREF LNCVID20141117_0004]]ordenó a sus negociadores[[END:INLINEREF]] no viajar a Cuba para las conversaciones que debían reiniciarse hoy con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en un proceso de paz que se desarrolla en La Habana desde el 19 de noviembre del 2012 sin un alto el fuego en Colombia, con miras a poner fin a un conflicto armado de medio siglo.
“Es un secuestro totalmente inaceptable”, señaló Santos y exigió la liberación “cuanto antes” del general Rubén Alzate, capturado la tarde del domingo en una zona rural cercana a Quibó, capital del departamento del Chocó (oeste), junto al cabo primero Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, durante un desplazamiento para la supervisión de un proyecto energético.
“Se suspende esta negociación hasta tanto no se aclare y se liberen estas personas”, manifestó el gobernante tras una reunión de urgencia en el Ministerio de Defensa en Bogotá, en la que se atribuyó el secuestro a las FARC, la principal guerrilla del país.
Reacciones. El mandatario dispuso el despliegue de las “operaciones necesarias” para rescatar a los rehenes. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también fue convocado para oficiar de eventual mediador con las FARC, anunció el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón.
Pinzón viajó ayer al Chocó, donde además de las FARC operan otros grupos ilegales como el Ejército de Liberación Nacional y la banda Clan Úsuga, la cual surgió tras la desmovilización de paramilitares entre 2003 y 2006.
Por su parte, las FARC decidieron “esperar un poco” antes de pronunciarse con detalle, con el fin de esclarecer los hechos.
Pese a ello, ayer publicaron un editorial en su página web en el que afirmaron que el general “se entregó a un supuesto comando guerrillero” y aseguraron que existe un “boicot para acabar con el proceso de paz”.
“Una vez más el anhelo de paz de los colombianos (...) se ve frustrado, dejando en claro que la estrategia del garrote y la zanahoria o de negociar en medio de las balas (...) ha fracasado, sometiendo al país a una incertidumbre deletérea”, señala el texto.
Mientras tanto, el expresidente y actual senador Álvaro Uribe llamó a la comunidad internacional a exigir a la guerrilla el cese unilateral de hostilidades,
Las FARC se comprometieron a principios del 2012 a no secuestrar más civiles, pero se reservaron el derecho de capturar a policías o militares, considerados prisioneros de guerra.
Este es el cuarto intento por alcanzar la paz con las FARC, originadas en 1964 de una insurrección campesina y que cuenta con unos 8.000 combatientes.
El actual proceso, impulsado por Santos, ya logró consensos parciales en tres de los seis temas: reforma rural, participación política de la guerrilla y solución al problema de las drogas ilícitas.
Restan los asuntos más complejos, como la reparación de las víctimas (en discusión) y el abandono de las armas.
