La Operación Cóndor, aplicada en los años 70 y 80 por los regímenes militares de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay para eliminar a sus opositores, fue una bomba de tiempo que estalló ayer con el desafuero de Augusto Pinochet.
Pinochet, a sus 88 años y retirado de la vida pública, enfrenta la amenaza de correr la misma suerte que el general argentino Jorge Rafael Videla, que el 10 de julio del 2001 se convirtió en el primer exdictador procesado y arrestado por la ejecución de la Operación Cóndor.
El juez argentino Rodolfo Canicoba Corral inculpó a Videla como integrante de una “asociación ilícita agravada”, en alusión a la organización represiva que unió a las seis dictaduras suramericanas.
La Operación Cóndor, que dejó cientos de víctimas desaparecidas, nació durante la Primera Reunión de Trabajo de Inteligencia Nacional, realizada en Santiago entre el 25 de noviembre y el 1.° de diciembre de 1975, según las investigaciones.
El impulsor de la iniciativa fue el entonces coronel Manuel Contreras, fundador de la DINA, la policía secreta del régimen de Pinochet, pero el plan también contó con el apoyo de agentes de EE. UU., agregan las pesquisas.
“La Operación Cóndor es un esfuerzo cooperativo de inteligencia y seguridad entre muchos países del Cono Sur para combatir el terrorismo y la subversión”, señalaba un informe desclasificado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el 22 de agosto de 1978.
“Hay información adicional de que la cooperación entre los países incluiría planes para asesinar a los subversivos, políticos y figuras prominentes dentro de los límites del país”, señalaba otro documento de la CIA, fechado el 16 de agosto de 1976.
Uno de los más tenaces investigadores de la Operación Cóndor es el abogado paraguayo Martín Almada, quien descubrió en su país los llamados “Archivos del Terror”: miles de documentos que dejaban constancia, de forma oficial, de los operativos entre las dictaduras.
Durante una visita a Santiago, en el 2001, Almada afirmó que Pinochet y Contreras “globalizaron el terrorismo” y lanzaron una “guerra santa” para eliminar a sus opositores.
Al menos 17 chilenos fueron desaparecidos o perdieron la vida por la Operación Cóndor, según informes judiciales, y el magistrado Juan Guzmán intentará determinar la responsabilidad de Pinochet en este caso.
Sin embargo, grupos de derechos humanos en el país hablan de 3.000 víctimas, en su mayoría intelectuales, estudiantes y políticos.