
Las Vegas AFP O.J. Simpson, exestrella del futbol americano, fue condenado el viernes a al menos 15 años de cárcel por robo a mano armada en Las Vegas, 13 años después de haber sido absuelto en un juicio por el asesinato de su exesposa y un amigo de ella que conmocionó a Estados Unidos.
Con la mirada gacha y esposado, O.J. Simpson escuchó las sentencias por cada uno de los cargos presentados en su contra por este caso de robo a mano armada de recuerdos deportivos en el 2007 en un hotel-casino de Las Vegas (Nevada, oeste).
“Yo nunca tuve la intención de hacerle daño a nadie2, fueron las últimas palabras el viernes del exdeportista de 61 años, vestido de prisionero en uniforme azul ante la jueza Jackie Glass, poco antes de conocer la sentencia.
El jueves 13 de setiembre del año pasado, Simpson y su cómplice Clarence Stewart irrumpieron junto a un grupo de hombres armados en una habitación del casino hotel Palace Station de Las Vegas, para llevarse una colección de artículos deportivos valorada en 100.000 dólares.
La fiscalía acusó a Orenthal James Simpson de ingresar al cuarto de hotel con cinco hombres armados para apoderarse de unos 700 objetos de colección que estaban en posesión de los comerciantes Alfred Beardsley y Bruce Fromong.
Simpson había sido detenido pocos días después del robo y logró entonces la libertad bajo fianza tras el pago de 125.000 dólares.
En 1994, Simpson había sido capturado y arrestado como el principal sospechoso de los brutales asesinatos de su exesposa Nicole Brown y el amigo de esta, Ron Goldman.
Orenthal James, nacido el 9 de julio de 1947 en San Francisco, California (oeste), tuvo tres hijos con su primera esposa, Marguerite Whitley, y dos con la segunda, Nicole Brown, quien en 1992 introdujo una demanda de divorcio mencionando el “comportamiento agresivo” de su marido.
Simpson se convirtió en el principal sospechoso en los brutales asesinatos en 1994 de Brown y Goldman.
Después de un año de un mediatizado juicio en Los Ángeles cargado de acusaciones de racismo, el exjugador fue absuelto de asesinato en un polémico veredicto que fue recibido con indignación por la opinión pública estadounidense.
Luego fue hallado responsable de las muertes en un proceso civil en 1997 y condenado a pagar 33,5 millones de dólares por daños y perjuicios a los familiares de las víctimas, cifra que nunca canceló.