El cónclave no es una elección cualquiera, en él se encierra la tradición de varios siglos que buscan la elección del Papa, el máximo líder de la Iglesia Católica.
Es un proceso que comienza desde la convocatoria, poco después de la muerte o renuncia de un Papa y que culmina con el anuncio del sucesor.
En esta nota repasamos las principales fases.

El inicio del cónclave, antes de las votaciones
El protocolo comenzó la mañana de este miércoles 7 de mayo, cuando todos los cardenales concelebraron la solemne Misa “pro eligendo Pontifice”, presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, quien después invitó a sus hermanos a dirigirse por la tarde a la Capilla Sixtina.
Durante la mañana no hubo votaciones.
Por tradición, la primera votación se hace en la tarde y ese primer día solo hay una votación. Después de eso, se harán hasta cuatro votaciones al día: dos por la mañana y dos por la tarde.
La votación se divide en tres fases: preescrutinio, escrutinio y postescrutinio.
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Preescrutinio
Este se realiza una única vez. Consta de dos pasos
La preparación y distribución de las papeletas. Está a cargo de cardenales llamados ceremonieros, quienes entregan por lo menos dos o tres papeletas a cada Cardenal. Las papeletas tienen forma rectangular y llevan impresas en la mitad superior las palabras Eligo in Summum Pontificem (elijo como Sumo Pontífice). En la mitad está el espacio para escribir el nombre del elegido.
La extracción por sorteo. Todos los cardenales electores eligen públicamente a tres escrutadores, encargados de recoger los votos; a tres infirmarii o enfermeros, responsables de recoger los votos de los enfermos; y a tres revisores.

Escrutinio
Consta de varios pasos que se repiten cada ronda de votación:
- Cada elector escribe claramente, en una papeleta, el nombre del candidato al que elige. Si pone más de un nombre el voto será nulo.
- Cada elector dobla dos veces la papeleta. La levanta de modo que sea visible y la lleva al altar donde están los escrutadores y la urna.
- Al llegar a la urna el Cardenal elector pronuncia en voz alta la siguiente fórmula de juramento: “Pongo por testigo a Cristo Señor, el cual me juzgará, de que doy mi voto a quien, en presencia de Dios, creo que debe ser elegido”.
- Deposita la papeleta en el plato que está encima de la urna y con éste la introduce en la urna. Hace una reverencia y regresa a su lugar.
- Cuando todos los votos están en la urna el primer escrutador la mueve varias veces para mezclar las papeletas. El último Escrutador las cuenta mientras las extrae una a una.
- Los escrutadores proceden al conteo: el primero toma una papeleta, la abre, observa el nombre del elegido y la pasa al segundo quien comprueba el nombre y la pasa al tercero, que lee en voz alta.
- Los escrutadores suman los votos y los anotan en una hoja aparte. El último de los escrutadores conforme lee las papeletas las perfora con una aguja en el punto en que se encuentra la palabra Eligo y las inserta en un hilo. Al terminar la lectura de los nombres, se atan los extremos del hilo con un nudo y las papeletas así unidas se ponen en un recipiente o al lado de la mesa.
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Postescrutinio
- Los escrutadores suman todos los votos que cada candidato ha obtenido.
- Los revisores controlan las papeletas y las anotaciones hechas por los escrutadores.
- Los escrutadores queman las papeletas, ayudados por el secretario del Colegio y los ceremonieros.
- En el caso de que se debiera proceder inmediatamente a una segunda votación, las papeletas de la primera votación se quemarán solo al final, junto con las de la segunda votación.
¿Cuántas rondas de votación se hacen?
Las necesarias hasta que alguien obtenga dos tercios de los votos de los cardenales (89, si todos los cardenales electores están presentes en cada ronda).
No hay número límite. Sin embargo, a partir de la trigésimatercera o trigésimacuarta ronda solo se votará entre las dos personas con más votos y ninguno de ellos podrá votar en el proceso.
Incluso en las fases de dos candidatos es necesario contar con el apoyo de dos tercios de los electores.
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El anuncio del resultado
Los resultados de los escrutinios son informados al público. Después de cada votación las papeletas se queman en una estufa que está unida a una chimenea que puede verse desde afuera.
Hay dos señales claras: si de la chimenea sale humo negro, no habrá Papa y el cónclave seguirá. Es probable que solo se informe una vez en la mañana y una vez en la tarde, con las quemas de ambas papeletas.
Si sale humo blanco y además suenan las campanas del Vaticano significa que alguien obtuvo los dos tercios necesarios y en cuestión de minutos saldrá a saludar.
Para generar el humo negro, las papeletas se queman con perclorato de potasio, antraceno y azufre. Esto da como resultado un humo denso y oscuro.
Para el humo blanco, las papeletas se queman con una mezcla de clorato de potasio, lactosa y colofonia (resina de pino). Esto genera un humo claro y blanquecino.

¿Qué pasa cuando alguien obtiene los dos tercios?
Primero se le pregunta a la persona si está de acuerdo. Si la respuesta es afirmativa, se le preguntará qué nombre escoge.
Con esto se procede a comunicar con el humo blanco.
El nuevo Papa se le trasladará al denominado “salón de las lágrimas” donde se vestirá (hay vestimenta disponible en tres tallas).
Una vez vestido, el cardenal protodiácono Dominique François Joseph Mamberti, saldrá al balcón frente a la plaza de San Pedro y pronunciará el histórico y significatimo Habemus Papam (tenemos Papa).
Acto seguido, el nuevo Papa aparece en el mismo balcón para saludar y brindar su primera bendición apostólica Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo).
